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México, D.F. martes 12 de septiembre de 2000
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CENTROAMERICA: IDEAS DE INTEGRACION

SOL En el viaje por Centroamérica del presidente electo de México, Vicente Fox, se han presentado ideas y circunstancias novedosas, empezando por la propuesta de un plan de desarrollo "Puebla-Panamá"; a diferencia de iniciativas anteriores, siempre centradas en las relaciones bilaterales o multilaterales entre Estados, la idea esbozada por Fox está enfocada a vincular el ámbito centroamericano con una región específica de nuestro territorio, la del sureste, que es la más cercana en lo geográfico --pero también en lo histórico, lo cultural y lo geográfico-- a las naciones del istmo.

Tal cercanía otorga viabilidad y pertinencia al planteamiento, el cual reviste una modernidad poco frecuente en este hemisferio y recuerda a la Europa comunitaria, donde el papel de las regiones empieza a tener un sitio propio en las relaciones internacionales. Por otra parte, la formulación presenta dos aspectos riesgosos: en el ámbito nacional es claro que, antes que con Centroamérica, el sureste mexicano debe avanzar en su integración con el centro y el norte del país; en el terreno de la diplomacia, por otra parte, debiera ponerse atención en no lesionar susceptibilidades de las naciones hermanas, las cuales, si no se emplea un discurso cuidadoso y medido, podrían sentirse tratadas como una región más de México y no como lo que a fin de cuentas son: Estados soberanos.

En otro sentido, el periplo de Fox por Centroamérica y República Dominicana es alentador en la medida en que se ha convertido en un escaparate de la nueva pluralidad mexicana, pues en el viaje participan, además del propio Fox y su equipo, personajes políticos tan contrastados como el gobernador electo de Chiapas, Pablo Salazar Mendiguchía, y los salientes de esa entidad y de Tabasco, Roberto Albores y Roberto Madrazo; estos últimos, en su momento, hicieron cuanto estuvo a su alcance para impedir el triunfo electoral del primero.

Más allá de ideologías o de alineaciones partidarias, es claro que uno de los grandes pendientes de nuestra política exterior es el estrechamiento de vínculos reales y fructíferos con América Central, conformada por las naciones latinoamericanas más próximas --cabe reiterar: por geografía, por historia y por cultura-- a la nuestra. En el curso de este año, con la firma del TLC entre México y el denominado Triángulo del Norte --Guatemala, Honduras y El Salvador--, y ahora, en el viaje de Fox, los propósitos de acercamiento e integración parecen encontrar algunas respuestas concretas y superar décadas de retórica y buenas intenciones.

Para los centroamericanos, México puede ser la clave para participar en las realidades globales contemporáneas. Las tentativas de integración regional, fundadas en el pasado del istmo como nación única --las Provincias Unidas del Centro de América-- revelaron una masa crítica insuficiente y estrecha para el desarrollo de un bloque regional. Su alternativa es, entonces, buscar una integración paulatina con el sur --el Pacto Andino-- o articularse, con el concurso de México, al TLC de América del Norte.


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