ECUADOR: EL PUNTO DEBIL
Nuevamente Ecuador está en primer plano en Sudamérica al agravarse la crisis política con el funcionamiento de dos Congresos opuestos y el desconocimiento, por ambos grupos, de la mediación del presidente Gustavo Noboa. Por el momento hay una tregua, ya que las dos facciones, que funcionaban en salas separadas y se negaban a salir del Congreso, han acatado un receso de tres días en las labores parlamentarias, pero no se sabe qué sucederá al cabo de ese breve período sobre todo porque las organizaciones indígenas y muchas organizaciones sociales intervienen también en esta crisis que opone, por un lado, al grupo de partidos de centroizquierda y populistas y, por el otro, a los socialcristianos y la derecha, ambos con sus propios presidentes de la Cámara, Susana González, en el primer caso, y Carlos Fálquez, en el segundo.
Como se recordará, movimientos populares depusieron al ex presidente Abdalá Bucaram y a uno de sus sucesores, Jamil Mahuad, y la presidencia de Noboa fue el resultado de la conciliación entre los grupos opuestos, asustados por el levantamiento indígena-militar que llegó a ocupar brevemente la casa de gobierno con el apoyo de sectores del clero y de la intelectualidad. Sin embargo, el actual presidente se hizo sumamente impopular con la dolarización de la economía, que ha tenido altos costos sociales, y demostró al mismo tiempo su debilidad al tener que amnistiar a los militares sublevados debido a la presión popular, de modo que carece de autoridad. Reaparece así la inestabilidad que parecía haber quedado atrás y con ella el peligro de golpes militares, sea de carácter proligárquico, sea nacionalista, con la posible participación de vastos sectores de la población.
Ecuador constituye así el punto más débil de un arco de crisis que va desde Bolivia, donde los indígenas hicieron retroceder la privatización del agua y los estudiantes rechazan la de la enseñanza, hasta Perú, donde la tercera presidencia de Fujimori se inauguró hace pocos días con combates callejeros sin precedentes, hasta Colombia, donde la guerrilla tiene en su poder gran parte del territorio y negocia de igual a igual con el gobierno, terminando en Venezuela, que con su gobierno nacionalista encuentra imitadores en la baja oficialidad de los otros países andinos.
El asunto se complica pues Ecuador tiene una gran base estadounidense en Manta, la cual podría ser utilizada contra Colombia y que es, actualmente, un elemento de irritación en los sectores castrenses del país, que achacan al gobierno de Noboa una excesiva sumisión a Estados Unidos. Todo esto hace de la situación ecuatoriana un peligroso detonador de una posible crisis regional que sólo un gran esfuerzo de realismo y de negociación política podría desarmar pero que, por el contrario, la inconsciencia y el faccionismo puede hacer estallar. La presión latinaomericana debería ser inmediata, para ayudar a encontrar una solución política a esta crisis, que podría llevar a un derramamiento de sangre.
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