LOS INVITADOS DE FOX
En su próxima visita de trabajo a Sudamérica, Vicente Fox será acompañado por ocho empresarios de muy diversos ramos económicos, tres de los cuales figuran en la lista de personas -dada a conocer luego de una investigación legislativa- que transfirieron créditos millonarios al Fondo Bancario de Protección al Ahorro. Es el caso del propietario de las empresas High Life y Fashion Café, Fabio Covarrubias, de Enrique Madero Bracho -integrante de la familia poseedora de la Corporación Minera San Luis- y de William Karam, dueño de una de las mayores redes de gasolinerías del país.
Según las pesquisas realizadas por la Cámara de Diputados, cuyos resultados fueron divulgados por legisladores del PRD, Covarrubias y Madero Bracho habrían usufructuado préstamos bancarios por decenas de millones de pesos (230 millones el primero y 205 millones el segundo) que fueron transferidos al Fobaproa y que, una vez convertidos en deuda pública, deberán ser pagados por todos los mexicanos. Por añadidura, cabe señalar que Karam y Covarrubias fueron socios de Carlos Cabal Peniche, quien actualmente se encuentra preso en Australia y sujeto a un proceso de extradición. Covarrubias, incluso, fue vicepresidente del grupo financiero Cremi-Unión siendo su presidente Cabal Peniche.
Cabe suponer que la elección de los invitados que lo acompañarán en su gira fue una decisión personal de Vicente Fox -o, al menos, de su grupo cercano de asesores con el aval del guanajuatense-, por lo que puede considerarse que estos empresarios constituyen -a juicio del futuro presidente de México- un grupo representativo de la iniciativa privada del país. Ciertamente, muchos de estos empresarios son ejecutivos de reconocido prestigio que han conducido sus empresas de manera exitosa y de cara a la sociedad. Empero, habría que cuestionarse si individuos que se beneficiaron del Fobaproa o que mantuvieron vínculos estrechos con personajes tan oscuros como Carlos Cabal Peniche -acusado del quebranto multimillonario de los bancos Cremi y Unión- son compatibles con el discurso de transparencia y compromiso de cambio que ha sostenido Fox desde el comienzo mismo de su campaña electoral. Para millones de mexicanos, el Fobaproa fue una operación emprendida para rescatar, a costa del bolsillo de los contribuyentes, a un grupo privilegiado de empresarios y especuladores vinculados al régimen, circunstancia que resulta aún más grave si se considera que los 72 mil 225 millones de dólares que ha costado el salvamento de la banca mexicana podrían haber sido utilizados para remediar la intolerable pobreza en la que subsisten incontables compatriotas.
Además, que Fox sea acompañado por personas vinculadas a escándalos tan grandes y ofensivos como el Fobaproa o a personajes de tan negro pasado como Carlos Cabal Peniche sienta un mal precedente en su -apenas naciente- trayectoria presidencial. Los millones de ciudadanos que el 2 de julio le confirieron su respaldo esperan que el futuro presidente de México se deslinde por completo de las irregularidades y los abusos que han agobiado a la sociedad a lo largo de los gobiernos priístas: el Fobaproa, no debe olvidarse, figura en la lista de los mayores agravios cometidos en contra de la nación y de los mexicanos.
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