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México, D.F. sábado 1 de abril de 2000
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Editorial

šJUAN GELMAN TRIUNFO GRACIAS A LA SOCIEDAD CIVIL!

SOL El valor cívico y físico del gran poeta argentino Juan Gelman, y su persistencia y tenacidad en la lucha por la aparición de su nieto, secuestrado de los brazos de su madre asesinada por los militares en Uruguay, han triunfado. Con ellos, la sociedad civil internacional acaba de obtener una victoria política y moral comparable a la lograda con el encarcelamiento del genocida Augusto Pinochet, o incluso mayor a la misma.

La campaña internacional por la aparición de quien en ese entonces no se sabía si era nieto o nieta del poeta, y si aún vivía, abarcó en efecto, en ondas sucesivas, todos los continentes y movilizó premios Nobel y los más conocidos intelectuales, así como organizaciones sociales y políticas de todos los países del globo. Nuestro periódico, y muchos de los colaboradores del mismo, también participaron casi cotidianamente en la lucha por hacer reconocer al gobierno uruguayo que la nuera de Gelman había sido torturada y secuestrada en Argentina, en el campo de muerte llamado Automotores Orletti, y de allí trasladada a Uruguay, bajo control del ejército de ese país, participante, con los asesinos castrenses chilenos, uruguayos, argentinos y paraguayos, en el tristemente célebre Plan Cóndor que cometía sus crímenes más allá de las fronteras nacionales de cada país del Cono Sur. Esta movilización mundial debió vencer la resistencia de las fuerzas armadas uruguayas a reconocer sus crímenes contra la humanidad, así como el vil y cobarde sabotaje del anterior presidente de la República oriental, Sanguinetti, que decía ser un intelectual y una víctima de la dictadura pero, por complicidad con los altos mandos castrenses de su país, mintió reiterada y deliberadamente sobre un secuestro del cual tenía pruebas e incluso insultó a Gelman, doble víctima del asesinato de su hijo y su nuera y del secuestro de su nieto y, después, del cinismo canallesco y de la prepotencia de los cómplices de los verdugos.

Pero los obstáculos que trataron de poner los militares uruguayos sólo sirvieron para dividir a las fuerzas armadas entre un sector, finalmente triunfante, que prefiere la verdad para acabar con un cáncer social, y que cedió ante la opinión pública internacional y nacional, y otro, empeñado en ocultar sus delitos aberrantes para conservar la posibilidad de cometerlos nuevamente, si acaso se presentase la ocasión. Por fortuna, el nuevo mandatario uruguayo salvó el honor del Estado de su país, pues osó desafiar al poder castrense y prefirió la justicia.

Gelman y su valentía desencadenaron así un proceso internacional, rescataron la democracia y la dignidad, pusieron a millones de personas ante su propia conciencia, lograron romper el muro del poder castrense, la barrera de la complicidad mafiosa de los políticos que controlan el Estado, la indiferencia de los que siempre son respetuosos de los hechos consumados. El papel del individuo en la historia se ilustra una vez más por la capacidad de un poeta de perseguir lo que parecía una quimera, pero era una utopía posible, en el sentido en que lo decía Ernest Bloch. Un hombre que vivió cotidianamente mil muertes al remover los archivos de varios países en búsqueda de la vida y de la muerte de sus seres queridos, dió de este modo la columna vertebral a la sociedad civil, que se ha erguido finalmente triunfante y se ha hecho justicia. Nuevamente, como en el caso de Pinochet, se ha demostrado que existe un tribunal internacional no formal -el de la opinión pública- y una juridiscidad -en la lucha por los derechos humanos- que va más allá de las barreras policiales que ponen los gobiernos, que supera las fronteras y que es capaz de vencer a los aparatos represivos y burocráticos de todo tipo. šGracias amigo Juan por esta conquista, también nuestra, que sienta precedentes y abre camino para la aparición de tantos otros desaparecidos! šGracias Gelman por abrir realmente las puertas a la instauración de un estado de derecho!


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