Carta de Rigoberta Menchú al presidente de Uruguay
Señora directora: Ruego a usted publicar la siguiente carta dirigida al doctor Julio María Sanguinetti, presidente de la República Oriental de Uruguay
Excelentísimo señor presidente:
Soy indígena guatemalteca, nací en Chimel, Quiché, una pequeña aldea del altiplano. Durante más de dos décadas he dedicado mi vida a la defensa de los derechos humanos, especialmente de los pueblos indígenas de mi país y del mundo.
Como cientos de miles de guatemaltecos, he sido víctima de los enemigos de la vida y la libertad. Soy premio Nobel de la Paz 1992. Esa distinción la asumí como un compromiso para seguir luchando a favor de los derechos humanos y las causas de los oprimidos y marginados.
Pero no es ese el motivo por el que me atrevo a dirigirme a usted en su calidad de presidente de uno de los países de nuestra América que conoció los horrores de las dictaduras. Me mueve a hacerlo el hecho de que hay un hombre a quien, le confieso, aún no conozco, que desde hace 23 años busca a su nieto o nieta nacido en cautiverio, hijo o hija de una mujer argentina secuestrada en agosto de 1976 por un grupo de tarea argentino que la llevó al campo clandestino de detención Automotores Orletti, y trasladada por militares uruguayos en la segunda semana de octubre de ese año al local de la División III del Servicio de Información de Defensa en Montevideo junto con los niños Anatole Julien Grisonas de 4 años y su hermana Victoria de 18 meses, hijos de uruguayos desaparecidos en la Argentina.
Le hablo de Juan Gelman, gran poeta argentino que hoy vive en México, quien junto a su esposa sufre la angustia que significa buscar al hijo o hija de su hijo asesinado en octubre de 1976. Señor presidente: la desaparición de niños, nacidos en cautiverio o no, es uno de los peores crímenes que conoce la humanidad. América Latina ha sufrido miles de estos hechos que nos hacen dudar de la humanidad que, se supone, nos distingue de las demás criaturas del mundo animal.
La causa de Juan Gelman es la causa de miles de hombres y mujeres de nuestra América; es también mi causa. ƑCómo podemos, señor presidente, sanar las heridas abiertas como consecuencia de la intolerancia y el autoritarismo? ƑCómo podemos reconciliarnos si no conocemos el paradero de seres queridos que tenemos la certeza están vivos y que fueron arrancados a sus padres víctimas de las prácticas de las desapariciones forzadas e involuntarias que invadieron nuestra América en los años setenta y ochenta?
Señor presidente: la demanda de Juan Gelman no es un acto de venganza. No está pidiendo el enjuiciamiento de quienes secuestraron a su nuera Claudia García Irureta Goyena de Gelman y le arrebataron al hijo o hija nacido en cautiverio, victimarios cuyos nombres él mismo le ha proporcionado. Unicamente pide que usted le ayude a encontrarlos.
Señor presidente: le escribo en mi condición de mujer indígena guatemalteca que hace suya la causa de Juan Gelman. Le escribo al hombre que en su calidad de presidente puede hacer mucho para sanar las heridas que por 23 años han llevado consigo Juan Gelman y su esposa. Sé que le pido mucho puesto que aun hoy, las causas más justas siguen siendo las más imposibles porque muchas veces no es suficiente la mejor voluntad de los hombres y las mujeres desde posiciones como la que usted ocupa para hacer justicia.
Por ello sé que le estoy pidiendo mucho. Pero los anhelos de justicia y los deseos de hacer justicia son razones suficientes para que usted ayude a Juan Gelman y su esposa a encontrar a su nieto o nieta y a saber la suerte que corrió su nuera Claudia García de Gelman. Si los hombres y las mujeres que, como usted, han estado comprometidos con la justicia y la democracia no hacemos lo que es nuestra obligación hacer, con toda seguridad los victimarios de ayer serán nuestros victimarios mañana.
Señor presidente: contribuyamos a rescatar el humanismo que la barbarie nos ha arrebatado. šAyude a Juan Gelman y su esposa en su causa, que es de todos!
Rigoberta Menchú Tum, premio Nobel de la Paz, embajadora de buena voluntad de la Unesco
Misiva del general Francisco Gallardo a Rosario Green
Señora directora: En relación con las declaraciones que La Jornada publicó el día 2 de diciembre de Rosario Green, secretaria de Relaciones Exteriores, en el sentido de que no es necesario un ombudsman militar, a este respecto solicito publique la misiva que dirijo a dicha funcionaria. Desde una fría celda, recibe un fuerte abrazo.
Prisión Neza-Bordo, a 3 de diciembre de 1999
Sra. Rosario Green:
En la glosa del Informe presidencial, cuando compareció ante el Congreso, le envié una misiva sobre el incumplimiento de la recomendación 43/96 de la CIDH-OEA, que documenta una desviación de poder por parte del Ejército y que pide mi liberación inmediata. La pregunta que le hice y le sigo haciendo es: Ƒqué hubiera sucedido si esa recomendación hubiera salido en mi contra? Usted en tribuna manifestó que daría contestación a mi carta. Hasta la fecha no tengo respuesta, por tanto violenta el derecho de petición del artículo 8.
Respecto a sus declaraciones de que no es necesario un ombudsman militar, quizás usted tenga razón si de lo que se trata es de encubrir crímenes de lesa humanidad, de maquillar una política de Estado que violenta garantías o de que en México vivamos en un ambiente de impunidad y de engaño a la comunidad internacional.
En un sistema democrático como el que pretendemos en este fin de siglo, de lo que se trata es de poner límites al ejercicio del poder, a través de una auténtica división de poderes, de frenos, pesos y contrapesos, donde el poder detenga al poder. Además un Estado democrático reclama la rendición de cuentas y la apertura y escrutinio de las instituciones de frente a la sociedad y en estos tiempos de globalización al mundo.
La cancillería tiene la encomienda de materializar y conducir la política exterior bajo principios normativos constitucionales: la autodeterminación, la no intervención, la igualdad jurídica de los Estados, entre otros; siendo ejemplo en todo el mundo durante mucho tiempo.
Las relaciones internacionales son un instrumento político de seguridad nacional que al responder a intereses ajenos al país postra la soberanía violentando sus pilares fundamentales, la independencia, la autodeterminación y el ámbito territorial. Con una visión errónea de soberanía, más bien en respuesta de intereses del grupo en el poder, por una parte se acepta la intervención de las trasnacionales económicas, el uso de mares, puertos, espacio aéreo y aeropuertos por naves extranjeras y se permite con tratados y convenios poco claros que fuerzas policiacas y de inteligencia operen en el suelo patrio, violando impunemente la soberanía territorial y el principio de autodeterminación; por la otra con gran bravura se abandera la soberanía para impedir la ayuda humanitaria, la observación extranjera y la asesoría técnica sobre derechos humanos y cínicamente se evaden las recomendaciones de organismos internacionales como la ONU, la OEA y otros que ven por el bien del pueblo.
En otro orden de ideas, recientemente tuvimos la visita de Mary Robinson, titular del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que pudo confirmar la muy grave violación a estos derechos que se hace en el país por aquellos a quienes se les ha encomendado la seguridad y el resguardo de los ciudadanos, es decir el gobierno y el Ejército. La más alta autoridad de derechos humanos en el mundo se pronunció por la creación del ombudsman militar; las organizaciones no gubernamentales y la sociedad lo reclaman al documentarse que los militares en México impunemente cometen graves violaciones a los derechos humanos de propios militares y civiles.
La apertura y modernización del Ejército es condición indefectible para la democracia en México, el ombudsman militar sería el instrumento que lo permitiría, es por ello sumamente necesario.
General brigadier José Francisco Gallardo Rodríguez
Aclaración de Miguel José Yacamán
Señora directora: Respecto a la nota publicada ayer en la página 57 de La Jornada, sobre la presentación de Académicos por la Democracia (Acade), debo aclarar que la reportera Claudia Herrera Beltrán, quien cubrió el acto, me atribuye declaraciones que en ningún momento vertí sobre la gestión del licenciado Carlos Brazdresh al frente de Conacyt, tal como consta en las grabaciones que existen sobre la conferencia de prensa, mismas que pongo a su disposición.
Es más, coincido plenamente con el punto de vista del licenciado Brazdresh, en el sentido de que los científicos tenemos que convencer a la sociedad mexicana de la necesidad de invertir más recursos en la ciencia, lo cual está ligado a que trabajemos en problemas relevantes para el país.
Por ello, la información publicada me causó una profunda extrañeza, habida cuenta de que el medio que usted dignamente representa se caracteriza por su constante búsqueda de la verdad. Tal vez este error se deba a que la reportera llegó tarde a dicho acto, lo que de ninguna forma justifica atribuir declaraciones a quien no las hizo. Al agradecer la atención que se sirva prestar a la presente, me reitero incondicionalmente a sus órdenes.
Dr. Miguel José Yacamán
Respuesta de la reportera
Señora directora: La declaración que atribuí por error al doctor Miguel José Yacamán la hizo el doctor René Drucker Colín. Ofrezco una disculpa a los lectores.
Claudia Herrera Beltrán
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