Opinión
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Canto del cisne
L

a élite trumpista lanzó su pretencioso y local “canto del cisne”. Se olvidaron de su ya insostenible hegemonía mundial, privilegio que tan indiscretamente disfrutaron durante años. El mundo ya no será suyo, asumen sin humildad. Saben que China, Rusia o India claman su lugar y participación. Pero presumen adueñarse, sin recato alguno, según reza la caprichosa plegaria de seguridad nacional. El foco se enfila a este rico continente; bendito lugar donde, por fortuna y desgracia, habitamos los mexicanos y otros muchos nativos compatriotas.

Trump declara, en su carta de política externa, que se reserva a conveniencia estadunidense todo lo que, según ellos, les pertenece por derecho divino. Y aquí estaremos a su disposición, según clama este indecente grupo de imperialistas y su voraz patrón, en cuanto lo desee o requiera su interés. Ni modo, tal parece que el destino cayó sobre las poblaciones de estas tierras que ya se han embarcado en construir parcelas independientes. Los afanes de libertad, que con tanto trabajo se empiezan a vislumbrar, tendrán todos los obstáculos que les impondrá la ambición del poderoso. El objetivo soberano ya no será propio, sino del voraz mandón.

A los gringos les brotó el celebrado mito, del que tanta gala peliculesca hicieron, al apañarse, con sus pistoleros y rapaces aventureros, de lo que se llamó el lejano Oeste. Lugares ciertamente hermosos que no les pertenecían, pero que tomaron por asalto. Y ahora, en sus horas de potencia declinante, quieren reservarse otra porción, mucho más ancha y prometedora. Y no es que les sea del todo ajena esta región, sino que ahora publican pertenecerles con orgullosa y meridiana claridad: una homilía que molestará a la mayoría latinoamericana. Aunque, para otros, la escucharán con agrado y coincidirá con sus deseos y negocios.

El que será renombrado Corolario Trump predica que su país luchará contra la política industrial de aquellos que considere rivales, los que pueden ser extra continentales o cualquier otro que les compita. Buscarán, para tan avieso propósito, gobiernos dóciles que puedan ceder sus materiales críticos. A los demás, calificados de rivales, les dice tajante que no podrán acceder a ellos. Lo evitarán usando todo su arsenal de trampas comerciales, de inteligencia, económicas o militares disponibles. De esto presumen y repiten con frecuencia en su escrita y pensada perorata. El caso venezolano es, por demás, ilustrativo. No sólo desprestigian a sus gobernantes, a quienes tildan de narcotraficantes usando sus hegemónicos medios de comunicación y repetidores serviles. Además, les cierran el espacio aéreo, asesinan lancheros indefensos, agitan y financian a rivales internos a los que arman hasta con premios Nobel. No cabe la menor duda de que poseer tanto petróleo –y otros muchos minerales apreciados– les resulta oneroso a los caribeños.

La lucha actual de los estadunidenses por mantener la iniciativa y delantera en producción y tecnología es prioritaria. No quieren que alguien les iguale, pero ven, no sin pavor, que eso ya sucede (China). Adueñarse del continente americano completo, alegan, les permitirá, no sin uso de fuerza, mantener tal distancia, para lo cual requieren tener países relativamente bien gobernados. Esto implica alinearlos a su interés y conveniencia, tal y como lo hicieron durante los años de la guerra fría. No importaba si el resultado de aquella dañina estrategia fueran sangrientas y despóticas tiranías. Ésos eran, como tanto dijeron, tiranos propios. Ahora, sin duda, tendrán necesidad de intervenir, tal y como ya lo hacen en Argentina para mantener a Milei y sus disponibles recursos o en Honduras para asegurar candidato a modo. En Brasil intentaron salvar de la cárcel a J. Bolsonaro, pero no les alcanzó la presión. Por fortuna, Lula da Silva, con algunos jueces íntegros, les ganó la partida. Pero así seguirán, por ahora, sometiendo a cuanto ecuatoriano y peruano vayan homologando a sus afanes de lucro y poder.

Al mencionar parte del arsenal de combate a su disposición no se olvidan de la energía. La designan como adecuada y eficaz arma para estos indignos trabajos de saque y mando. La usarán sin piedad ni disculpa alguna. El caso europeo queda inscrito como prueba. Los alemanes han terminado usando su gas licuado a pesar de su triple costo sobre el combustible ruso. Y para el caso mexicano, la actual dependencia es, al menos por ahora, abrumadora. Tal y como son los alimentos, maíz en especial. Esta dupla asegura palancas inmejorables de presión sobre nuestro país. El empate de intereses entre el gobierno de los morenos con las mayorías del pueblo se revela, entonces, como un factor de salvamento. El complemento lo deberán solventar, por un lado, la política social igualitaria y una conducción firme y adecuada de la economía. Estas serán defensas que pueden funcionar, tal y como hacen contra el presente arancelario.