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“Preservar el patrimonio es conservar las historias que cuentan los objetos”

Adam Lowe, director de Factum Arte, relata a este diario su pericia para perpetuar los tesoros culturales

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▲ Integrantes de la Fundación Factum realizan una grabación en tercera dimensión de alta resolución de La Anunciación (1425-1426), de Fra Angelico, tras la restauración a la que fue sometida entre 2018 y 2019 en el Museo del Prado de Madrid.Foto ©Fundación Factum
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▲ Para la exposición Guercino: La era Ludovisi, en Roma (octubre de 2024-enero de 2025), la Fundación Factum recreó dos obras del artista barroco Giovanni Francesco Barbieri, más conocido como Guercino (1591-1666). En la imagen, el equipo trabaja en los detalles de El entierro y la gloria de Santa Petronila (1623), procedente de los Museos Capitolinos de Roma.Foto ©Oak Taylor-Smith/Fundación Factum
 
Periódico La Jornada
Miércoles 10 de diciembre de 2025, p. 2

Preservar el patrimonio no es sólo guardar objetos antiguos, es conservar las historias que cuentan, señala Adam Lowe, director de Factum Arte y creador de la Fundación Factum, dos instituciones dedicadas a combinar arte, ciencia y tecnología; en el caso de Factum Arte, para crear obras contemporáneas y, mediante la fundación, preservar el patrimonio cultural del mundo.

“Las superficies hablan y revelan más de lo que imaginamos. Pero escuchar esas historias requiere tiempo, cuidado y el compromiso de quienes creen que el pasado merece un futuro”, dice en entrevista con La Jornada.

Nacido en Oxford en 1959, Lowe se formó como artista en la Ruskin School of Drawing en esa misma ciudad y posteriormente en el Royal College of Art de Londres. Durante los años 80 y principios de los 90 trabajó con pintura realista, transferencias de pigmentos e impresión experimental.

Con el tiempo se dio cuenta de que no sólo le interesaba el objeto, sino también su biografía por medio del estudio de su relieve. Desde una pintura renacentista hasta un fragmento arqueológico, su superficie cuenta cómo fue creado, cómo ha envejecido y cómo lo han tratado a través del tiempo. “Me obsesioné con las superficies, en la manera que una imagen se porta, se almacena y se altera mediante su soporte, y con lo que la superficie revela sobre un objeto”, añade.

En 2001, con este interés fundó Factum Arte en colaboración con los españoles Manuel Franquelo, artista e ingeniero, y con Nando Guereta, que comenzó como un estudio donde trabajaban con artistas contemporáneos en proyectos complejos, “a menudo técnicamente imposibles. Creábamos nuevas herramientas simplemente porque las que necesitábamos no existían”.

En 2006 les pidieron hacer un facsímil de Las bodas de Caná, pintada por Paolo Caliari El Veronés, en el refectorio del Monasterio de San Giorgio Maggiore en Venecia, “un lienzo de aproximadamente 10 por 7 metros pintado en 1563 que fue cortado de la pared y llevado a París por las tropas de Napoleón en 1797. En el Louvre cuelga entre dos puertas, en lo alto su presencia casi se desvanece ante la atracción magnética de la Mona Lisa, que se encuentra frente a él.

“Debido a las restricciones impuestas por el museo, no pudimos instalar un escáner convencional, así que diseñamos un mástil telescópico y una especie de escáner plano vertical con su propio sistema de iluminación controlada, desarrollado internamente por Manuel Franquelo y el ingeniero Dwight Perry. Gran parte de nuestro trabajo surge de estas limitaciones: construimos sistemas porque nadie más los ha construido y porque la adaptabilidad, la versatilidad y el control del hardware y el software son cruciales al trabajar con el patrimonio.”

Los datos de sus primeros proyectos sentaron las bases técnicas y filosóficas de la Fundación Factum para la Tecnología Digital en la Preservación, que abrió en Madrid en 2009 y con la cual formalizó el trabajo iniciado con Factum Arte.

La finalidad de esta iniciativa es centrarse “en el registro de alta resolución del patrimonio cultural, la creación de facsímiles exactos cuando sea apropiado, el desarrollo y la difusión abierta de tecnologías y métodos, así como de nuevas narrativas y exposiciones construidas a partir de estos datos”, indica.

Apoyado por un equipo compuesto por más de 70 personas con diversas habilidades, desde arquitectos, ingenieros eléctricos, ingenieros mecánicos, desarrolladores de software, diseñadores de hardware, moldeadores y fundidores hasta soldadores, restauradores, artistas, impresores, fotógrafos, cineastas, tipógrafos y escultores digitales y físicos, el trabajo realizado por Factum oscila entre “registrar, pensar y rematerializar. Esto significa que pasamos mucho tiempo frente a objetos –pinturas, esculturas, edificios, paisajes– intentando comprender cómo registrar su presencia material con la mayor fidelidad posible”.

Lowe recalca: “el enfoque de la Fundación Factum en materia de propiedad es claro y constituye una de nuestras misiones públicas: garantizamos que los datos que registramos pertenecen a la institución o persona responsable del objeto o sitio para todas las aplicaciones actuales y futuras. La Fundación Factum no posee ningún derecho sobre los datos que registramos. Este modelo beneficia al propietario o custodio del objeto o sitio”.

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▲ Detalle del Coloso de Constantino, obra de la Fundación Factum, y la escultura de 13 metros de altura instalada en el jardín de Villa Caffarelli, en Roma, Italia.Foto ©Adam Lowe y © Otto Lowe/Fundación Factum

Uso de IA

Actualmente el uso de inteligencia artificial (IA) se ha difundido por el mundo en diferentes áreas. En Factum trabajan con IA y artistas de machine learning (aprendizaje automático) de manera precisa y claramente definida. A menudo, los artistas solicitan que se generen imágenes mediante distintos programas; utilizan software de IA para afinar imágenes y programas de modelado en tercera dimensión para generar nuevas formas. También emplean sistemas de reconocimiento de patrones para identificar trazas que escapan al ojo humano: al analizar datos en tercera dimensión de este modo, es posible detectar patrones inadvertidos en las pinceladas, los cuales conducen a hallazgos de gran precisión forense.

“IA es un término que normalmente resulta demasiado vago para ser realmente significativo; solemos hablar más bien de machine learning y de sistemas entrenados”, explica Lowe.

“En la práctica, nos basamos en el procesamiento algorítmico, el registro de imágenes, la fotogrametría y la fusión de datos. En algunos contextos, utilizamos o experimentamos con enfoques de aprendizaje automático, por ejemplo para mejorar la legibilidad o alinear conjuntos de datos, siempre de forma documentada y reversible y nunca como una caja negra que sobrescribe la evidencia primaria.

“La prioridad son los datos verificables y de alta calidad, la accesibilidad a largo plazo y la trazabilidad crítica. La IA generativa que inventa información contradice fundamentalmente esto.”

Proyectos realizados en México

“Mi relación con México comenzó a finales de los años 90, antes de fundar Factum Arte. En ese entonces, experimentaba con las primeras formas de impresión digital sobre relieves, explorando cómo la luz, el color y la textura física podían interactuar. Estas investigaciones me llevaron a un intercambio con el artista George Mead Moore (estadunidense radicado en Oaxaca desde 1997), quien desarrollaba sus ideas utilizando imágenes satelitales y escaneos de alta resolución. Nuestro diálogo dio forma a obras presentadas en Superficial, una exposición en el Museo Nacional de la Estampa en 2004 que incluía su pieza Los Códigos, la cual consistía en imprimir archivos digitales sobre relieves de yeso.”

Entre los artistas con los que ha colaborado en el país está Gabriel Orozco, para quien hizo varias réplicas a escala real de esqueletos de ballena según sus especificaciones. “También hemos trabajado durante muchos años con Jan Hendrix, apoyando en la producción de sus monumentales obras tejidas basadas en el entorno arqueológico y natural de Yagul, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Estos tapices se han exhibido en el Museo Universitario Arte Contemporáneo y en otros espacios y siguen representando una línea importante de nuestro compromiso con las narrativas culturales mexicanas”.

Lowe añade que, en materia de preservación, están “abiertos a colaborar con museos, archivos, sitios arqueológicos o comunidades en México donde exista una clara necesidad de documentación, preservación, investigación y difusión de alta resolución, tanto del patrimonio tangible como intangible”.

Lo más importante para Adam Lowe es que la gente comprenda que la preservación requiere tiempo, recursos y verdadera atención. “Durante 25 años hemos argumentado que la superficie de un objeto contiene mucha más información de la que la mayoría de la gente cree. Esto es clave para generar nuevos conocimientos. Todo lo que hacemos –desde registrar objetos y sitios en peligro hasta producir facsímiles que permiten el transporte o la protección de originales frágiles– depende de personas que valoran la preservación y están dispuestas a apoyarla”, concluye.