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Entre hedor, fauna nociva y desatención de las autoridades viven colonos de AO
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▲ El olor fétido que emana de las aguas de la presa Tequilasco ha afectado desde hace varios años la vida de los residentes que colindan con ésta, pues, aseguran, se ha convertido en un foco de infección por la proliferación de descargas del drenaje y de fauna nociva.Foto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Martes 9 de diciembre de 2025, p. 32

Día y noche, el olor fétido que emana de la presa Tequilasco, en la alcaldía Álvaro Obregón, se cuela por las calles estrechas, patios, ventanas y puertas de viviendas asentadas en la colonia Ampliación Puente Colorado, donde los vecinos llevan años conviviendo con una peste que se intensifica tanto en el invierno como en los días de verano.

El estancamiento del agua, alimentada por los desagües que bajan desde Lomas de Axiomiatla y el pueblo de Tetelpan, ha convertido la zona “en un foco de infección” que afecta la vida rutinaria de los habitantes, quienes evitan comprar carne o tortillas en los pequeños locales cercanos a la orilla para “evitar una infección”, mientras otros simplemente deciden no permanecer mucho tiempo en el exterior y se refugian dentro de sus casas para escapar del hedor.

Vecinas, como la señora Félix Flores, apuntaron que desde 2018 la situación no ha sido atendida, “es una peste que no se aguanta”, expresó. Con resignación, la señora Catalina Rosiles, vecina desde hace medio siglo, señaló que “año con año tenemos el problema y promesas nos hacen que van a venir a desazolvar, pero no”.

Ayer acudió a la carnicería “por necesidad”, aunque desde hace años dejó de comprar tortillas en la zona: “Mejor las compro en una tienda que ya las trae empaquetadas, envueltas en hule o plástico”, detalló. La peste también afecta la economía local, Maximiliano, dueño de la tortillería cercana a la presa, explicó que por las tardes, cuando el olor se vuelve más penetrante, sus ventas se reducen a la mitad.

“De unos 30 clientes, se me van como unos 15”, contó. Para evitar la zona, vecinos como Georgina y Alberto suben hasta 200 escalones para hacer sus compras en tiendas más alejadas, mientras otros bajan las empinadas cuestas para surtir su mercado. La fauna nociva también ha proliferado. Carlos Flores, vecino del lugar, relató que la presencia de ratas “ya es tanta que hasta se nos salen por la coladera, cosa que no sucedía años atrás”. El olor es tan fuerte que incluso se impregna en la ropa que tienden los pobladores.

Ana Lugo, quien vive sobre la calzada Río Guadalupe –frente a la presa– comentó: “Esto está fatal, no puede uno ni ventilar la casa”. Para amortiguar el hedor, vecinos han cubierto la reja que rodea la presa con plantas “como un muro” que ayude a inhibir el olor. La falta de mantenimiento, la obstrucción vial y la basura acumulada agravan la situación. Temen que las partículas suspendidas en el ambiente afecten su salud y pese a los reportes realizados ante la alcaldía, sostienen que ninguna administración ha atendido el desazolve.