Trasfondo de una grosera declaración
nadie extrañan ya los exabruptos del presidente estadunidense en relación con lapoblación migrante, en especial las provenientes de naciones no desarrolladas. En algunos casos sus ataques se han usado de pretexto para ocultar fines más allá de la política migratoria. Tal es el caso de su grosera e irrespetuosa declaración sobre los nacionales de Somalia, llamándolos “basura”, epíteto con el que se refirió específicamente a una destacada legisladora de origen somalí. En su ataque subrayó que no los quería debido a su origen, lo que aumentó la tensión en las ciudades en las que la Guardia Nacional patrulla las calles, en las que viven familias de origen extranjero.
En esta ocasión dos eventos die-ron pie al nuevo exabrupto xenófobo del presidente. El primero fue el asesinato de un miembro de la Guardia Nacional que patrulla las calles de Washington, cometido por un ciudadano de Afganistán que colaboró con la CIA durante la ocupación de Estados Unidos en aquella nación. No está clara la razón del atentado, pero, según notas de prensa, pudiera ser una reacción a la decisión de Trump de cortar los beneficios a los refugiados de diversas naciones, entre ellos, los afganos que se asilaron cuando el ejército estadunidense salió de esa nación. En este caso el asunto es aún más delicado debido a la promesa de proteger a quienes colaboraron con Estados Unidos Afganistán.
El segundo de esos eventos está relacionado con las elecciones para gobernador y la asamblea legislativa que próximamente se efectuarán en el estado de Minesota. Más de 800 mil ciudadanos estadunidenses de origen somalí viven en Mineapolis, buena parte de ellos simpatizantes del Partido Demócrata. Recientemente se puso al descubierto que dos organizaciones relacionadas con la comunidad originaria de Somalia, cuya misión es brindar protección a la niñez y a los desvalidos originarios de esa nación, cometieron un fraude por millones de dólares. La candidata republicana al gobierno de Minesota acusó al partido demócrata de protegerlos y auspiciar las actividades ilegales de ellos. El presidente Trump aprovechó el hecho para insultar y acusar a todos los ciudadanos somalíes de criminales indeseables. En una entrevista en la televisión pública varios ciudadanos de ese origen criticaron a sus conciudadanos por el delito, pero dejaron claro que era improcedente insultar a toda su comunidad, cuya mayoría trabaja y vive de manera honesta, por el delito de unos cuantos de ellos.
Desafortunadamente, el presidente se vale nuevamente de dos incidentes aislados para insultar y satanizar indiscriminadamente a toda la comunidad inmigrante como medio para aprovecharlos en favor de los candidatos de su partido.











