Lunes 8 de diciembre de 2025, p. 34
Mazatlán, Sin., Los planteles del Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa (Cobaes) ubicados en las poblaciones La Tuna y Huixapa, del municipio de Badiraguato, y el de Las Iguanas, en Concordia, están desiertos por el desplazamiento de familias a otros lugares a causa de la inseguridad, y las clases a los alumnos son virtuales, dio a conocer el director general, Santiago Inzunza Cázares.
Al respecto, el alcalde José Paz López Elenes dijo que en octubre pasado unas 500 familias de Badiraguato, habitantes de poblaciones colindantes con el estado de Durango como La Tuna, Huixiopa y La Palma, no habían podido regresar a sus comunidades y sólo lo harán cuando existan condiciones de seguridad.
Inzunza Cázares precisó que el Cobaes tiene 127 planteles en los 20 municipios, y 29 son de Educación Media Superior a Distancia (Emsad), en la zona de la sierra.
Refirió que las clases son virtuales en los planteles de Matatán, Palmarito, La Rastra, Charco Hondo y El Rosario, cuyos alumnos no asisten a las aulas, “de repente un mes” las labores son presenciales; “pero en cuanto se perpetran hechos violentos, los maestros ya no suben a las comunidadades, porque son de Mazatlán, pero continúan impartien-do sus cátedras de manera virtual”.
Reconoció que por la situación de inseguridad se pone mucha atención a los Cobaes-Emsad y se procura que directores y coordinadores de zona den seguimiento a la asistencia de los docentes, cumplan con el programa y suban el material en la plataforma, donde se verifica que continúan con las actividades en línea.
En tanto, la mayoría de los alumnos del plantel Las Iguanas 125, de Concordia, ahora viven en Mazatlán en condición de desplazados, por lo que autoridades educativas habilitaron un espacio en el Centro Cultural de Cobaes Zona Sur, para que tomen clases presenciales y no pierdan el ciclo escolar.
El profesor Jorge Armando Domínguez Martínez señaló que en dicha escuela había un promedio de 50 alumnos inscritos de varias localidades de la sierra, como Palmillas y Casas Viejas.
Sin embargo, al abandonar sus viviendas por la violencia, se buscó a las familias para que sus hijos continuaran sus estudios. Se logró que unos 20 jóvenes acudieran a clases y 15 recibieran lecciones en línea.
Señaló que el desplazamiento trae consigo grandes dificultades económicas, pues los padres no tienen empleo ni un lugar propio para vivir, pagan rentas y se emplean en la informalidad.












