emos revisado diversos documentos, videos y documentales acerca de la inteligencia artificial (IA) y sí, tenemos cada vez más preguntas. El desarrollo de esta posibilidad científica, en alrededor de 70 años, ha sido bastante amplio. No obstante, van surgiendo, además de asombros constantes por la aparición de nuevas opciones de solución a diversos problemas en el área de la salud, alternativas a las complicadas gestiones administrativas, mejores métodos ya en práctica a favor de la simplificación industrial y soluciones científicas en general, y algo fundamental: por medio de la IA se están buscando acciones que disminuyan el calentamiento global.
Sin embargo, surge una contradicción que nos señala la urgencia de buscar soluciones ante la contaminación y utilización de grandes cantidades de recursos naturales que se necesitan para llevar a cabo las actividades de la IA. Dicho problema se está complicando.
Hace más de medio siglo, la IA empezó como una disciplina científica desarrollada por cuatro investigadores llamados John McCarthy, Marvin Minsky, Nathaniel Rochester y Claude Shannon en el Dartmouth College, Estados Unidos, en 1956. Y desde entonces la IA se ha ido moldeando hasta convertirse en la herramienta de mayor demanda para el desarrollo y mejoramiento de la sociedad. Esa ventana hacia el futuro que vivimos durante las décadas anteriores ahora es una realidad, sobre la que continúan surgiendo preguntas y suspicacias. Al menos, algunas ventajas las estamos viviendo cotidianamente: máquinas que responden en una conversación con humanos, programas que pueden resumir un libro entero en cuestión de segundos, robots con la capacidad de hacer las actividades de alto riesgo de un trabajador y otras actividades.
De acuerdo con el material que nos comparte el compañero Mijaíl Blandino, con quien, desde el punto de vista de la filosofía de la ciencia, coincidimos en que en la profundización del análisis de las ideas encontraremos puntos claves para identificar los verdaderos beneficios y los también inquietantes perjuicios de la IA. Entendemos que, como valiosa y revolucionaria herramienta, debería generar más beneficios que daños. El objetivo debe ser en favor del desarrollo personal y colectivo de nuestra sociedad y no el enriquecimiento desmedido de quienes utilizan la IA en sus empresas. Además, un punto debe quedar bien claro: asegurar que siempre prevalezca el criterio humano sobre cualquier algoritmo impuesto por empresas dueñas de IA. Los seres humanos somos la civilización que crearon las máquinas, no al revés.
Por ello debemos continuar analizando y cuestionándonos, con detalle, sobre esta revolucionaria herramienta que podría perfilarnos hacia una era constructiva de un mejor y benéfico desarrollo humano a favor de nuestras culturas.
En cuanto al sector salud, ya hemos señalado que los vicios en nuestras instituciones son los causantes del estorbo a la práctica médica con responsabilidad, con ética profesional –tan necesaria– y que ésos no desaparecen de la noche a la mañana. Sin embargo, tomando ejemplos de otras experiencias, como es la propuesta más reciente de la medicina china, podemos avanzar con mayor rapidez. Uno de ellos es el hospital más avanzado del mundo en cuanto a funcionalidad. Éste se encuentra en la ciudad de Zhengzhou. Y no es una coincidencia, ya que el lugar ha sido nombrado Ciudad Civilizada Nacional y Ciudad Histórica y Cultural Famosa, y ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por el Estado. Es una de las cunas de la civilización de China, donde se encuentran diversos monumentos y lugares reconocidos mundialmente por su aporte a la civilización universal. En esta ciudad se encuentra el famoso templo budista Shaolin.
En el hospital de Zhengzhou, considerado el más futurista del mundo, se ha buscado la automatización para que el personal médico y paramédico cuente con mayor tiempo para el cuidado personalizado y empático de sus pacientes, así como evitar al máximo los errores médicos en cuanto a los diagnósticos y tratamientos. La selección y entrega de fármacos la realizan brazos robóticos que han sustituido por completo al personal humano; con esta disposición, se evitan retrasos en la entrega del medicamento correcto.
Es la robótica la encargada de realizar aquellas actividades que, tradicionalmente, han ocasionado mayor riesgo, cansancio y distracción al personal, así como una prolongada estancia hospitalaria de los pacientes. Pequeños robots se desplazan por rieles en el techo, llevando el material y medicamento al lugar donde es requerido. En los quirófanos, se cuenta con el apoyo amplio de la IA. El hospital es el más grande de China, por lo que cuenta con un sistema propio de transporte eléctrico ligero interno para trasladar a enfermeras y demás personal dentro del hospital. Una característica del nosocomio es que todos los pacientes son recibidos por robots con forma humana que les atienden desde el primer momento con la orientación amable y certera. Por cierto, la anterior es la forma como quisiéramos que nos recibiera el personal en los hospitales donde seguimos nuestro tratamiento.
Por el momento, y por más que intenten copiar a un humano, los robots sólo son componentes, metal, circuitos y herramientas digitales.
Como se mencionó en otros artículos de La Jornada, ahora la utilización de los robots son esa realidad que sólo podíamos ver en libros o películas. Recordemos a Isaac Asimov, José Saramago ( La ceguera) y a muchos más autores y autoras de ciencia y ficción. Agradecemos a quienes nos han escrito opinando y sugiriendo material sobre el tema.
(Colaboró Ruxi Mendieta)
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