Lunes 1º de diciembre de 2025, p. a35
William Michael Albert Broad, mejor conocido como Billy Idol, tiene una capacidad innegable para regresar el tiempo. Así quedó convencido el público durante el concierto que realizó ayer ante decenas de miles de sus seguidores en el estadio Alfredo Harp Helú, en la Ciudad de México.
Ayer, la estrella británica festejó llegar a los 70 años de edad haciendo lo que más le gusta: inundar con su voz los corazones del público. No por nada es un testigo vivo del modus vivendi del punk rock.
Por cerca de una hora y media, los bates, jerseys y pelotas que habitan diariamente la casa de Los Diablos fueron olvidados. Fue una noche de chamarras de cuero, estoperoles, botas, y chalecos con puntas.
Desde las 19:30 horas, el público ingresó impaciente a este recinto beisbolero para ver a aquél que representó la rebeldía de una juventud que buscaba quitar estigmas como dijo en esa célebre entrevista que dio para el programa de televisión Radio with Pictures en 1984.
En filo de las 21 horas comenzó la fiesta musical. Billy, sentado en una silla, incapaz de levantarse por un accidente que tuvo, cantó con toda la pasión que lo caracteriza.
Con Cradle of Love y después con Flesh for Fantasy, el público se le rindió, gritaron desgañitados para tratar de imitar la potente voz del británico. Después dedicó Seventy seven a los outsiders, aquellos que hacen del mundo un lugar itinerante y un viaje constante.
Las letras llegaron y el camino no fue fácil: superó el abuso de drogas, el alcoholismo y un terrible accidente de motocicleta que le frustró su posible carrera en Hollywood. Estos momentos de catarsis lo llevaron a escribir canciones como Running from a ghost y Bitter Taste.
México es la última sede de su gira por Latinoamérica, llamada It’s a nice day to tour again! (Es un buen día para ir de tour ¡otra vez!) con la cual recorrió Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Perú.
Acompañado siempre por su fiel amigo, Steve Stevens, ambos revivieron clásicos como Eyes without a Face, Mony, Mony, Rebel Yell y Too much fun y Ready, Steady, Go, ésta última con un espectacular solo de la guitarra de Stevens.
Fue una noche que causó furor entre el público, gritos, chifles y hasta un olé con cariño puro a este rebelde del punk, como lo fue cuando interpretó Dancing with Myself, con participación especial de Dany Villarreal, de The Warning, quien incluso trajo mariachis para cantarle las mañanitas a Billy Idol, quien le dedicó a México la canción Hot in the city.
Ni su pierna lastimada que le obligó a dejar de lado muchos de sus sueños interfirió con el espectáculo. Para la juventud algo queda claro: el punk nunca muere, y aquí sigue Billy fucking Idol.











