En buena hora
as elecciones celebradas el pasado martes en varios estados de Estados Unidos fueron una bocanada de oxígeno para el Partido Demócrata, su liderazgo y millones de sus seguidores. Una vez que se conocieron los resultados de las votaciones en Nueva Jersey, Virginia, Nueva York y California, el júbilo demostrado por los demócratas se explica por los meses de ofensas y agravios que Donald Trump les ha propinado desde que llegó al gobierno por segunda vez. También es válido decir que los demócratas expiaron sus culpas por la forma en que sus candidatos ganadores construyeron el camino para su triunfo. Encontraron un común denominador en sus campañas: la cada vez más angustiosa situación económica de las mayorías en comunidades que representan. Pero, a diferencia de Mamdani, quien en Nueva York convocó abiertamente por un socialismo democrático, las ganadoras a las gubernaturas en Virginia y Nueva Jersey apostaron por encontrar puntos de mayor coincidencia en sus comunidades. Al margen de la necesidad en el diseño de una política nacional, las recientes elecciones también demostraron que toda política es local. Se confirmó por la forma en que cada uno de los candidatos ganadores se acercó al electorado y puso de manifiesto las necesidades específicas de su comunidad.
La mayoría de los electores republicanos y demócratas –demuestran las encuestas de opinión– siguen apostando a la política de sus respectivos partidos, mientras la tercera parte del electorado, considerado independiente, es y ha sido susceptible de cambiar sus preferencias a partir de factores que no necesariamente tienen que ver con la ideología de los dos mayores partidos políticos. Éste es el sector que probablemente decida el futuro del gobierno en esa nación; optará por la moderación y rechazará el extremismo de derecha de Trump y también la propuesta que a muchos asusta sobre la posibilidad del cambio del otro extremo político. Por supuesto que la política de odio contra los inmigrantes, la intención de erosionar los servicios de salud, lo equivocado de la política económica, la militarización de las ciudades, la carestía, la sobrevivencia diaria de las mayorías y la decisión del gobierno de suprimir la ayuda alimenticia y los servicios de salud son razones por las que los latinos, afroestadunidenses, indios y asiáticos, entre otros, fueron fundamentales en el voto de castigo contra los candidatos republicanos que Trump promueve. La lectura obligada es que por ahora se impuso la moderación y aparentemente el status quo persistirá en las urnas, a pesar de que no ha resuelto los problemas fundamentales de las mayorías.











