Domingo 28 de septiembre de 2025, p. 31
Los niños contemporáneos navegan en un mundo de crisis sociales, políticas y económicas que han alterado profundamente su desarrollo emocional. Presentan características como ansiedad, hiperestimulación y una vulnerabilidad nunca antes vista, expuso la especialista Claudia M. Sotelo Arias en la conferencia “Características emocionales de los niños de hoy”, impartida de manera virtual el viernes pasado.
La directora fundadora del Centro de Especialización en Estudios Psicológicos de la Infancia (Ceepi) señaló que factores como la inseguridad, la polarización política, el ritmo de vida acelerado y el bombardeo de información crean un entorno hostil.
“Los niños viven hoy en día trastornos de alimentación, del sueño y de la conducta”, afirmó la especialista, y añadió que “viven una depresión no visible para ellos o para los adultos”. A este panorama, agregó que México es el primer país en abuso sexual infantil.
En la conferencia organizada por la Universidad de las Américas y el Caribe, Sotelo Arias describió a los niños actuales como “tecnológicos”, “hiperestimulados” e “hiperocupados”.
“Los niños están hiperregalados. O sea, están con una serie de cosas que de pronto ni siquiera es que alcanzan a gozar o a jugar”, explicó. Esta sobrestimulación, sumada a la ‘hipersexualización’ y a la falta de límites, deriva en alteraciones de los procesos cognitivos, lo que impacta su vida académica y emocional.
Tiempo y presencia
Frente a este panorama, la sicóloga Sotelo Arias argumentó que las soluciones antiguas ya no funcionan.
“Hoy ya no funciona la nalgada ni la chancla. ¿Qué es lo que sí nos toca? Dar certeza a los niños”, afirmó.
La especialista recalcó que la clave no está en ser padres perfectos, sino en ofrecer una presencia consciente y afectuosa.
“Los niños necesitan tiempo y presencia. A veces por ahí de pronto se dice, ‘es que yo mejor le doy calidad que cantidad’. Los niños necesitan las dos cosas”.
Sotelo enfatizó que la función parental debe centrarse en ofrecer estructura, identidad y lo que denominó “amor auténtico” que, sostuvo, necesariamente incluye límites claros. “Parte del amor auténtico es decirle, ‘hoy no vas a esa fiesta, y no vas porque te quiero’”.
Recalcó la importancia de “confiar en que estoy haciendo una buena tarea como mamá” y de “no querer ser perfectos”, sino de enfocarse en construir una base segura para los hijos mediante hábitos, escucha activa y, cuando sea necesario, ayuda profesional.