Lunes 15 de septiembre de 2025, p. a12
Con un doblete de Denise Castro, Chivas se llevó el clásico nacional femenil tras vencer 2-0 al sublíder América, que hilvanó tres partidos sin ganar.
En el duelo de la jornada 11 del torneo Apertura 2025 de la Liga Mx Femenil, disputado ayer en el estadio Ciudad de los Deportes, el equipo rojiblanco emuló a su homólogo varonil tras derrotar a su acérrimo rival con los goles de Castro, los cuales llegaron a los minutos 23 y 45+3. Estas fueron sus primeras anotaciones tanto en la liga como con la camiseta de Chivas.
Gracias al resultado, la escuadra tapatía, que sumó dos triunfos seguidos, acumuló 20 puntos y ascendió al sexto lugar de la tabla general, mientras las Águilas permanecieron en el segundo sitio, con 25.
El Guadalajara sorprendió a su rival al minuto 23, cuando Castro conectó un servicio de Carolina Jaramillo y disparó desde el centro del área para vencer a la arquera americanista Sandra Paños y poner el 1-0 en la pizarra.
La anotación motivó a las visitantes, que a partir de ese momento no dejaron de acechar el arco azulcrema con embates de Alicia Cervantes, Gabriela Valenzuela y Castro.
Por su parte, las americanistas intentaban presionar a su rival con llegadas de Scarlett Camberos, Montserrat Saldívar e Irene Guerrero, pero la férrea defensa rojiblanca les impidió generar peligro en su área.
Cuando parecía que Chivas se iría al descanso con la mínima ventaja, Jaramillo volvió a enviarle otro centro preciso a Castro, quien, sola en el área, conectó el balón y lo mandó al fondo de la red para firmar el 2-0, al 45+3.
En el segundo tiempo, las Águilas no lograban vulnerar la zaga tapatía, que, junto con la portera Blanca Félix, anuló por completo el poder ofensivo de las azulcremas.
La jugada polémica ocurrió al 83, cuando Guerrero lanzó un potente disparo desde larga distancia que, tras pegar en el travesaño, pareció haber rebotado dentro de la portería rojiblanca, muy cerca de la línea de gol; sin embargo, no se marcó la anotación, por lo que el América tuvo que conformarse con la derrota de su acérrimo rival.