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Algunas víctimas se aferran a la vida en el Hospital Rubén Leñero; otras ya partieron
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▲ Los restos de Misael Cano, trabajador de limpia y obras de la alcaldía Iztapalapa, fueron velados por familiares y amigos.Foto Alfredo Domínguez
 
Periódico La Jornada
Viernes 12 de septiembre de 2025, p. 31

Alfonso Pérez conducía su vehículo por el puente de La Concordia cuando las llamas de la explosión de la pipa de gas LP lo envolvieron.

Detuvo el vehículo y apenas alcanzó a abrir la puerta para salir en sentido contrario adonde todas las personas corrían.

Con las lesiones en mitad de su cuerpo, alcanzó a ver una combi de pasajeros para pedirle ayuda, que lo sacaran de la zona en donde el caos reinaba.

“Ayúdeme, ayúdeme”, dijo al conductor, quien le abrió la puerta y lo trasladó hasta el primer paramédico que encontró en el camino.

Alfonso resultó con quemaduras en cara, cuello y brazo, por lo que de inmediato los paramédicos lo trasladaron hasta el Hospital General Rubén Leñero.

Durante la noche del miércoles tuvo que ser intubado para que le realizarán un procedimiento quirúrgico en la garganta.

Su hermana Griselda alcanzó a hablar con él, y afuera del nosocomio pidió que “no lo desamparen, que le den la atención médica porque no tiene un trabajo, un seguro”.

En ese mismo lugar, los familiares de Óscar Rubén Cortés Cisneros rompieron en llanto y lamentos al escuchar de los médicos la noticia su fallecimiento.

Se tiraron al piso cubriendo su rostro en llanto, los lamentos rompieron un silencio amargo que por un instante se registró en la zona donde más familias buscaban partes médicos.

La tarde del jueves, familiares de Misael Cano Rodríguez, trabajador de Imagen Urbana en la alcaldía Iztapalapa, quien perdió la vida por la explosión, velaron sus restos. Su padre, Matías Cano Medina, relató que pasaron horas sin poder localizar a su hijo.

“Es un sentimiento muy duro, uno no los puede ver, los dan por perdidos”, declaró.

Misael iba acompañado de su hija y su nieto, quienes permanecen graves en el hospital. Agradeció la respuesta de las autoridades que facilitaron el ataúd y expresó que las palabras de solidaridad han sido su único consuelo. “No es igual ver morir a otra gente que ver morir a los de la casa, sí ando muy dolido”.