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Afloró la solidaridad vecinal

En escenario de horror se transformó la zona oriente de la CDMX

Llamas, personas ardiendo, gritos de dolor y de auxilio, y el ulular de sirenas enmarcaron el ambiente

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▲ Cuatro personas fallecidas y al menos 90 lesionadas con quemaduras de segundo y tercer grados dejó la volcadura e incendio de un camión cisterna (pipa) con 49 mil 500 litros de gas en el puente de La Concordia, donde confluyen las calzadas Ignacio Zaragoza y Ermita Iztapalapa con la autopista México-Puebla y la carretera federal a Texcoco, estado de México. El siniestro ocurrió alrededor de las 14:28 horas, cuando el conductor perdió el control de la unidad. El combustible comenzó a salir y en segundos explotó, generando una onda expansiva de varios metros que alcanzó a más de 20 vehículos particulares y unidades de transporte de carga y pasajeros. Vecinos de las colonias cercanas, desesperados, llevaron cubetas y garrafones de agua para intentar sofocar las llamas de quienes ardían en plena calle. Alrededor quedaron autos reducidos a cenizas, prendas y objetos personales calcinados sobre las aceras. Al lugar acudió la jefa de Gobierno, Clara Brugada, quien informó sobre las personas hospitalizadas.Foto Alfredo Domínguez Noriega y Víctor Camacho, con información de Kevin Ruiz,
Mara Jiménez, Elba Mónica Bravo, Rocío González Alvarado y Josefina Quintero
 
Periódico La Jornada
Jueves 11 de septiembre de 2025, p. 32

Entre gritos, personas ardiendo en llamas corrieron pidiendo auxilio tras la fuerte explosión de una pipa de gas a la altura del puente de La Concordia. El estallido, ocurrido a las 14:28 horas, transformó la zona en un escenario de horror.

Vecinos de las colonias Lomas de Zaragoza y San Miguel Teotongo, en la alcaldía Iztapalapa, desesperados cargaron cubetas de agua y garrafones para intentar sofocar las llamas de quienes se consumían en plena calle.

En un acto de solidaridad, “muchos vecinos salieron con cubetas con agua e incluso echaron tierra a las personas para apagarlas, fue una situación muy complicada”, relató Jacqueline Cortés, vecina del lugar. Alrededor quedaron autos reducidos a cenizas, prendas chamuscadas sobre las banquetas y objetos personales calcinados.

“Había gente incendiada, tratamos de apagarlos con cobijas, pero fue una pesadilla”, recordó un vecino con la voz entrecortada. Mientras tanto, filas de personas observaban en shock la tragedia.

Durante más de dos horas, el asfalto y el pasto se mantuvieron calientes, impregnados por el penetrante olor a gas y el incesante sonido de patrullas y ambulancias que saturó el ambiente.

La onda expansiva que provocó la explosión llegó hasta la unidad habitacional Ermita Zaragoza, que se ubica cerca de la estación Santa Martha del Metro, a una distancia de entre 500 y 700 metros.

Vecinos del conjunto habitacional manifestaron que primero escucharon un estruendo que hizo vibrar las ventanas de sus viviendas. Desde lejos, Joaquín alcanzó a ver una enorme nube de humo blanco y en cuestión de segundos apareció una cortina de fuego que alcanzó una gran altura.

Algunos jóvenes corrieron rumbo al Metro, pero la gente venía de regreso en busca de refugio y gritaban desesperados “¡fuego!, ¡fuego!”, narró el vecino.

Doña Petra, otra vecina, indicó que prefirió resguardarse en su vivienda después de sentir como “si la fuerza del viento aventara las ventanas”. Uno de sus hijos, quien se encontraba en la calle, la llamó por teléfono “y me dijo no salga porque todo se está quemando”.

Tres horas de caminata

Las labores de atención colapsaron el tránsito, por lo que no fue posible para los pasajeros encontrar una opción de movilidad. Decenas de personas, provenientes de la Central de Abasto que se dirigían a la estación Santa Marta de la línea A del Metro, caminaron hasta tres horas en busca de transporte público que los llevara a su destino.

Otros caminaron sobre avenida México-Texcoco y unos más en la carretera México- Puebla para buscar transporte hacia Lomas de San Sebastián, Ixtapaluca, Chapingo y Ayotla, entre otros sitios.

Por la noche, microbuses, combis y camiones seguían sin entrar al paradero de la estación Santa Marta de la línea A.

Misael relató que llevaba tres horas caminando desde la Central de Abasto, porque desde el Eje 6 no pudo encontrar transporte público.

Señaló que para llegar a su domicilio ubicado en Ixtapaluca aún faltaban dos horas, porque con la lluvia de la tarde de ayer había más tránsito e inundaciones.

A esas horas seguían las labores para remover los vehículos siniestrados con grúas de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.