ué adjetivo utilizar para destacar la relevancia de un libro? Su trascendencia más allá de la disciplina en la que se inscribe, su impacto en los procesos de investigación de nuestro acontecer histórico y nuestras realidades actuales, trabajos destinados a perdurar y convertirse en clásicos y de lectura imprescindible.
Tal es el caso de una obra recientemente publicada por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos y el Colegio de Morelos: El arma de la historia: Francisco Pineda y pensamiento crítico latinoamericano, compilada con profesionalismo y dedicación por Carlos Zamudio y Julieta Paula Mellano, y prologada por el colega y compañero Francisco López Bárcenas.
Precisamente hace una década, reseñando uno de sus libros: Ejército Libertador, 1915, consideraba que por la calidad de la narración y el enorme esfuerzo investigativo, Francisco Pineda se situaba como el historiador más especializado y riguroso de la insurgencia zapatista; un demoledor de clichés, mitos y prejuicios construidos por la historiografía dominante: desde las versiones carrancistas que nutrieron los imaginarios posrevolucionarios, con su racismo abierto o soterrado sobre la gente del campo e indígenas; pasando por investigadores estadunidenses que describen el zapatismo como un levantamiento de campesinos localistas-tradicionalistas-conservadores, hasta quienes en el ámbito del socialismo internacional restaron importancia, e, incluso, ignoraron el proceso revolucionario que estalla en 1910, y, en particular, la revolución de indígenas-campesinos dirigidos por Emiliano Zapata, por no estar encuadrada en la contradicción de clases burguesía-proletariado, considerados los sujetos socio-políticos capaces de efectuar cambios en las sociedades “modernas”.
El arma de la historia condensa en sus 370 páginas, prólogo, introducción, tres secciones, anexo y epílogo, la riqueza y coherencia teórica de un pensador comprometido con una ciencia social al servicio de los pueblos.
López Bárcenas señala sobre el interés de Pineda no sólo en el zapatismo histórico, sino también en el neozapatismo, en los hilos conductores entre las luchas de los liberales (siglo XIX), las luchas nacionalistas (XX) y las guerras de liberación (XXI), que le hace llegar a la pertinente observación de cómo Pineda le daba un sentido político al estudio y la comprensión de la historia, y cómo “conocer la historia tenía sentido si ese conocimiento nos ayudaba a entender el pasado y éste, a su vez, nos servía para ir construyendo un mejor futuro para todos, donde vivir dignamente no fuera un privilegio, sino un derecho fundamental para todos.”
En la introducción, los compiladores escriben una semblanza de Pineda, sus décadas de vida dedicadas a estudiar la estrategia político-militar del Ejército Libertador del Sur, así como los numerosos ensayos que consignan a detalle esta epopeya campesina entre los años de 1911 y 1919.
Se le sitúa no sólo como un consumado y apasionado estudioso de las revoluciones de nuestro continente y el permanente intervencionismo estadunidense, sino también como un intelectual que ejerció su profesión con una absoluta convicción militante, que lo hacen involucrarse en el apoyo activo a la insurrección neozapatista de 1994 en el sureste.
En el libro, se reúnen textos que los compiladores consideran relevantes para apreciar la obra de Pineda en su conjunto, sus contribuciones en la conformación de una corriente de trabajo, metodológica y de investigación que, con toda pertinencia, denominan pinedista.
En la primera parte, hay textos en los que Pineda reflexiona sobre la necesidad de comprender la complejidad de la cultura mesoamericana y la civilización del maíz como creadores del sujeto político principal de nuestra sociedad: el campesinado indígena. Es impactante el capítulo sobre la representación del indio en los ámbitos del poder, y a partir de la mentalidad colonial que tratan de imponer.
En la segunda parte, hay escritos en torno al EZLN, publicados muchos de ellos en la revista Chiapas, mientras que en la tercera se recopilan textos sobre la imagen de Zapata, la guerra contrarrevolucionaria para aniquilar a los zapatistas y a la población civil (genocidio).
Destaco su trabajo sobre la guerra de baja intensidad como estrategia de EU para combatir las revoluciones y movimientos populares, por su actualidad en los tiempos políticos que vivimos. La lectura de este libro me emocionó. Dejo constancia de su mérito y profundidad.