

Miércoles 3 de septiembre de 2025, p. 9
Venecia. Una adaptación de El extranjero de Albert Camus, dirigida por François Ozon, y un thriller político sobre una crisis nuclear realizado por Kathryn Bigelow fueron las principales propuestas de ayer en la Mostra de Venecia. Para filmar El extranjero, que relata el vuelco que da la vida de un modesto empleado en Argelia bajo la colonización francesa tras la muerte de su madre, Ozon se rencontró con los actores Benjamin Voisin y Rebecca Marder, con quienes ya había trabajado respectivamente en Verano del 85 (2020) y Mi crimen (2023).
En esta conseguida adaptación en blanco y negro de la obra del existencialista francés Albert Camus, Benjamin Voisin encarna a Mersault, un personaje retraído, apático, parco en palabras. Un registro al que Voisin no tiene muy acostumbrados a los espectadores.
“Me hubiera encantado rodar en Argelia, me habría gustado hacerlo en Argel. Rodamos en Marruecos y fue muy bien, en Tánger”, reconoció el director francés, aludiendo a las “relaciones complicadas” entre Francia y Argelia.
Para el cineasta, de 57 años, su cinta debía ofrecer “una mirada actual sobre esta historia”, aún candente, y lamentó que pese a que haya tantas “familias francesas con un vínculo con ese país” no se haya “hecho un suficiente trabajo histórico de introspección”.
La otra cita destacada la trae la directora estadunidense Kathryn Bigelow, que presenta A House of Dynamite, un thriller político ambientado en la Casa Blanca y con un misil lanzado por un agresor desconocido dirigiéndose hacia Estados Unidos.
La cineasta de 73 años, que realizó el oscarizado The Hurt Locker (Zona de miedo o Vivir al límite en América Latina; En tierra hostil en España), colaboró en esta ocasión con Idris Elba y Rebecca Ferguson.
“Sentí que era importante sacar esta conversación”, señaló la directora. “Esto es un tema global, el de las armas nucleares (...): estamos viviendo realmente en una casa de dinamita”, advirtió.
Tanto El extranjero como A House of Dynamite forman parte de la selección de 21 filmes que compiten este año por el León de Oro, que atribuirá el 6 de septiembre un jurado encabezado por el estadunidense Alexander Payne.
En cambio, Dead Man’s Wire, la reciente película de Gus Van Sant (73 años), presentada ayer en la Mostra, no competirá por el galardón.
El filme del estadunidense cuenta la historia de Tony Kiritsis, un hombre que, asfixiado por las deudas, tomó como rehén a su acreedor, director de una empresa de créditos hipotecarios.
En la sección Horizontes, dedicada a nuevas tendencias, la sorpresa llega de la mano del estadunidense-colombiano Stillz, conocido por dirigir videos de artistas como Bad Bunny y Rosalía y que ayer presentó en el Lido Barrio triste, su primer largometraje.
Con la estética propia del artista (grano de la película, colores intensos) y un errático movimiento de cámara, Stillz sigue a un grupo de jóvenes a finales de los años 1980 en una barriada empobrecida de Medellín.
La historia parte con el robo de una cámara a un periodista, con la que los muchachos acaban mostrando un mundo lleno de violencia pero también de soledad y vulnerabilidad, sobre todo a través de la mirada de Juan (interpretado por Juan Pablo Baena), un joven harto de “esta tristeza”, que añora “la inocencia y el apoyo” de los suyos.
También competirá por el premio a la mejor ópera prima el español Gabriel Azorín, director de Anoche conquisté Tebas, sobre un grupo de amigos portugueses que visitan unas termas romanas y acaban conociendo a los soldados que las construyeron hace cientos de años.
Azorín proyecta su película dentro de la sección paralela Jornadas de los autores.