Van por transición energética justa
Naciones de la región crearán policía internacional contra grupos delictivos
Sábado 23 de agosto de 2025, p. 20
Bogotá. Los presidentes de Colombia, Brasil y Bolivia llamaron ayer a la cooperación regional para proteger la selva amazónica, los indígenas que la habitan y a establecer una “posición común” con miras a la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30).
La Amazonía, compartida por nueve países, sufre los estragos de la deforestación, el narcotráfico, la minería ilegal y el impacto de los hidrocarburos.
Durante la quinta Cumbre de Países Amazónicos, con sede en Bogotá, el mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva anunció la creación de una policía amazónica internacional con el objetivo de combatir el crimen organizado, que operará a partir del 9 de septiembre desde la ciudad de Manaos.
Este cuerpo de vigilancia “es algo sumamente importante para luchar contra la minería ilegal, el narcotráfico, el contrabando de armas y contra cualquier otra cosa que nos perturbe”, sostuvo. “No existe una salida individual para la crisis climática”, añadió Lula.
También destacó la importancia de la COP30, que se realizará en noviembre en la ciudad brasileña de Belem, como un escenario para poner el foco en las necesidades de la Amazonia ante la comunidad internacional. “Queremos que la conferencia sea la del cambio”, declaró.
Lula defiende la exploración de petróleo en la Amazonia para financiar la transición energética.
El gobernante colombiano, Gustavo Petro, pronunció un discurso crítico contra los combustibles fósiles, en línea con sus políticas de transición energética.
“Uno de los principales enemigos de Colombia es el narcotráfico (...), la explotación del oro y cierta minería extraída ilícitamente”, añadió el mandatario progresista y demandó un mayor compromiso financiero de la comunidad internacional para la conservación de la Amazonia.
Luis Arce, mandatario de Bolivia, llamó a anteponer los “intereses regionales” a los nacionales.
El Tratado de Cooperación Amazónica fue firmado por todos los Estados de la región en 1978.
Los líderes ratificaron ayer la Declaración de Bogotá, que establece la coordinación de las agendas climáticas nacionales, el avance hacia una “transición energética justa” y la creación de un fondo internacional para los bosques tropicales.
La organización internacional Fossil fuel non-proliferation treaty (Tratado de no proliferación de combustibles fósiles) criticó la falta de una “propuesta concreta para abandonar” los energéticos derivados del petróleo.
El líder indígena peruano Julio Cusurichi, presente en el acto, declaró: “estamos pidiendo que los países tomen acciones inmediatas, porque la depredación y la contaminación avanzan y se ha logrado un grande efecto del cambio climático”; de igual manera, indígenas y afrodescendientes pidieron “acciones reales” más allá de “discursos”.
Además de la pérdida de su ecosistema, los pueblos originarios padecen la violencia: sólo en Colombia, 27 líderes indígenas fueron asesinados en lo que va de 2025, según la organización Indepaz.
La Amazonia, con sus 6.7 millones de kilómetros cuadrados y que alberga cerca de 10 por ciento de la biodiversidad mundial, ha enfrentado diversos incendios y una fuerte sequía en los años recientes.
Los científicos dicen que la región es un sumidero masivo de carbono que absorbe más dióxido de carbono del que libera, y desempeña un papel clave en la regulación de los patrones de lluvia mucho más allá de América del Sur.
Su pérdida podría acelerar el calentamiento global y perturbar la agricultura en lugares tan lejanos como la región centro-norte de Estados Unidos y partes de Europa. Amenaza la supervivencia de miles de especies que no se encuentran en ningún otro lugar de la Tierra.