
scribí hace poco en este mismo espacio cómo el cine de horror ha experimentado en años recientes un atrayente resurgimiento. Uno de los autores más interesantes de ese movimiento es el estadunidense Zach Cregger, cuyo primer largometraje, Bárbaro (2022), revisitó el mito del monstruo oculto con una agradecible dosis de humor negro.
Con su segundo esfuerzo, La hora de la desaparición, Cregger ha elaborado una narrativa más sofisticada para contarnos la inquietante historia de cómo, en una pequeña comunidad de Pennsylvania, diecisiete niños que cursan el tercer grado de una primaria desaparecen justo a las 2:17 de la madrugada. De manera intempestiva, los niños salen corriendo a esa hora de sus respectivas casas al son de la canción Beware of Darkness, de George Harrison, con un rumbo desconocido entre la oscuridad.
Ya de día, sólo el niño Alex (Cary Christopher) acude a la clase de la maestra Justine (Julia Garner, convincente como siempre), quien se convierte en la principal sospechosa de haber causado el fenómeno y en el objeto de las protestas airadas de los desquiciados padres de familia. Ella decide ahogar sus penas en vodka, práctica a la que invita al inepto policía Paul (Alden Ehrenreich), un alcohólico en recuperación.
El perturbador relato se divide entonces en seis capítulos nombrados según el personaje cuyo punto de vista compartimos. (Según ha admitidoCregger, esa estructura se inspiró en la de la película Magnolia, la obra maestra de Paul Thomas Anderson, de 1999).
Ellos son Justine, claro, y también Archer (Josh Brolin), uno de los padres más indignados por la desaparición de su hijo; el ya aludido Paul; Marcus (Benedict Wong), el director de la escuela; el niño Alex y un ladronzuelo drogadicto llamado James (Austin Abrams). Las historias se empalman unas con otras y concluyen en un momento de suspenso para cada personaje. Tanto Justine como James se percatan de que algo muy extraño ocurre en la casa de Alex, donde sus padres se comportan como zombis y las ventanas están cubiertas.
Con esos elementos Cregger va creando una atmósfera siniestra en la cual la desaparición de los niños tiene connotaciones sociales con la violencia ejercida en todo Estados Unidos contra estudiantes de todas las edades (en una instancia, Archer alucina una ametralladora con los números 2:17; el título original se traduce como “Armas”). El realizador no explora más ese subtexto, pero establece un tono digno de cuento de hadas –el flautista de Hamelin, por ejemplo–, con todo y brujerías, apoyado por la efectiva música del propio Cregger, Hays Holladay y Ray Holladay.
Como es ya su costumbre, el cineasta ejerce su macabro sentido del humor en los momentos más atemorizantes, con lo cual provoca en el espectador reacciones contradictorias, entre el escalofrío y la carcajada. También hay violencia gore para complacer a los fanboys, en uno de los paquetes más completos de terror que se haya visto recientemente.
Si Zach Cregger consigue todo ello en tan sólo su segundo largometraje, es de anticipar sus futuros proyectos con grandes expectativas.
La hora de la desaparición
( Weapons)
D y G: Zach Cregger / F. en C: Larkin Seiple / M: Zach Cregger, Hays Holladay y Ray Holladay / Ed: Joe Murphy / Con: Josh Brolin, Julia Garner, Alden Ehrenreich, Benedict Wong, Austin Abrams / P: Domain Entertainment, Subconscious, Vertigo Entertainment, BoulderLight Pictures. Estados Unidos, 2025.
X: @walyder