Sociedad y Justicia
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Mayoría de fondos de La Escuela es Nuestra, a infraestructura
 
Periódico La Jornada
Jueves 24 de julio de 2025, p. 31

La mayoría de los planteles beneficiarios del Programa La Escuela es Nuestra destinaron sus recursos a mejoras de las condiciones físicas, como cableado eléctrico e iluminación, abastecimiento de agua potable, instalaciones sanitarias y mejora de barda o cerco perímetro, así como techado de sus patios.

En contraste, menos de 2 por ciento invirtió la mayor parte a la instalación de servicio de comedor, revela el informe Monitoreo del programa La Escuela es Nuestra, elaborado por la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación, organismo vigente.

El reporte destaca que el sexenio pasado los planteles en comunidades de alta y muy alta marginación recibieron hasta en tres ocasiones recursos, en contraste con 60 por ciento de los de zonas urbanas.

Se observó que la mayoría obtuvo los fondos del programa en una ocasión, en primaria y secundaria con 58.7 y 60.6 por ciento, respectivamente, porcentaje que desciende drásticamente en escuelas que reportaron el apoyo en dos ocasiones (23.2 por ciento en primaria y 25.4 por ciento en secundaria), tres veces (15.9 por ciento para primaria y 12.3 por ciento para secundaria) y cuatro o más veces (2.2 por ciento en primaria y 1.7 por ciento en secundaria).

El estudio, que analiza el impacto de la inversión hecha el sexenio pasado, revela que, por tipo de servicio, las primarias indígenas fueron las mayores destinatarias del programa, pues 43.4 por ciento recibieron los recursos hasta tres veces, frente a 7.8 por ciento de las primarias generales. Lo mismo ocurre con telesecundarias, pues 14.5 por ciento obtuvieron hasta en tres ocasiones este apoyo, mientras que sólo 8.8 por ciento de las secundarias técnicas también se beneficiaron hasta en tres ocasiones.

En más de 4 mil planteles censados de primaria y secundaria se detectó que de las beneficiarias, hasta en cuatro ocasiones o más 36.2 por ciento eran de municipios de muy alta marginación; 31.3 por ciento en alta marginación; 3.6 por ciento en centros de comunidades de baja marginación, y sólo 1.8 por ciento se ubicaron en localidades de muy baja pobreza.