
E
s el santuario de la impunidad más grande del país...Una fortaleza donde se concentra todo el crimen organizado, se distribuye la droga, la piratería, el secuestro, el robo de transporte de carga... Lo que fueron viejas vecindades, hoy son modernas bodegas con avances tecnológicos en materia de comunicación e interconexión subterránea... No hay barrio más antiguo, más famoso y más cabrón que Tepito. Nuestro lema es: Estoy orgulloso de ser de mexicano, pero es un don de Dios ser de Tepito...
. Así, en labios del teporocho que encarnaba Abel Woolrich, una suerte de narrador omnipresente de la trama, es como definía el guionista y realizador Fermín Gómez Lara, el impacto del llamado barrio bravo
en su película Don de Dios del 2005.
Treinta años antes y protagonizada entre otros por el mismo Woolrich, Gabriel Retes (1947-2020) debutaba en la industria fílmica nacional con Chin chin, el teporocho (1975) una cruda y brutal exploración de la violencia, la marginación, la falta de horizontes para los jóvenes en México como lo planteara en su momento Luis Buñuel en Los olvidados (1950). Y sobre todo: el hervidero de frustración y rencor social en uno de los barrios más distintivos de la Ciudad de México, célebre tanto por sus camadas de boxeadores como por trastocarse en el epicentro de la droga y la delincuencia medio siglo antes de que surgieran cárteles como la Unión Tepito que hoy controla esos espacios.
Cortos como El paletero (1971) y el largometraje Los años duros (1973), rodados en Súper 8, mostraban ya en estado embrionario, algunos de los temas que Retes desarrollaría en breve. La violencia urbana, el trauma del 68, o la represión social, presentes en su ópera prima Chin chin el teporocho, filmada en el corazón de Tepito como la vecindad ubicada en Fray Bartolomé de las Casas 13 (o Caridad 13), donde ocurre la acción de la novela del afamado escritor y cronista tepiteño Armando Ramírez (1952-2019); una inquietante, acertada y sincera mirada sobre las conductas del lumpemproletariado en una urbe que iniciaba su descenso en picada entre devaluaciones, corruptelas y falsos triunfalismos.
Adaptada por el propio Retes quien por ese entonces tenía 28 años (actor en cintas como: Cristo 70, Ya somos hombres, Fin de fiesta y más), en colaboración con su primera esposa, la dramaturga Pilar Campesino, el filme se sumerge en la pulsante novela de Armando Ramírez considerada un documento antropológico del barrio de Tepito donde se relata la vida cotidiana de cuatro jóvenes con aspiraciones limitadas y un entorno de brutalidad, corrupción y degradación social que captaba muy bien el México de entonces con instituciones gubernamentales viciadas y una juventud desilusionada que encontraba en el sexo sin compromisos (vamos a caldear
), el alcohol, el desmadre y la droga un paliativo para irla pasando
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Rogelio (Carlos Chávez) y sus amigos confrontan al teporocho Chin chin, (el propio Rogelio), quien cuenta su vida en retrospectiva. Empleado en un supermercado, vive en Tepito con sus primos: Víctor (Jorge Balzaretti) y Sonia, atea con aspiraciones políticas (Diana Bracho), hijos de don Víctor y Estela (Ignacio Retes y Leonor Llausás) y asiste a una fiesta acompañado de su primo Gilberto (Jorge Santoyo), joven alcohólico hijo de doña Chole (Dolores Beristáin), mujer de cascos ligeros y Rubén (Woolrich), a quien nunca le falta dinero. Ahí, Rogelio se le declara a Michelle (Tina Romero), hija del abarrotero racista y español don Pepe (Aarón Hernán) y hermana de Agnes (July Furlong), estudiante en Ciudad Universitaria.
Además de romper con los estereotipos del galán al mostrar a un grupo de jóvenes comunes y corrientes de rasgos muy mexicanos e incluir una banda sonora saturada de temas como: Mambo en sax, Óyeme mamá o Bésame mucho, el filme muestra con enorme realismo el devenir cotidiano de Tepito con imágenes muy eficaces como los planos secuencias panorámicos o los travellings que acompañan a los personajes. Además de su crudeza escatológica, impactan sus imágenes sexuales como la secuencia de la orgía en el departamento de Rubén o el inquietante desnudo de una madura Dolores Beristáin. Chin chin, el teporocho cumple medio siglo y obtuvo el Ariel a Mejor Ópera Prima. Se exhibe este martes 22 a las 18 horas en Cineteca Xoco. Entrada libre.
* Crítico e investigador cinematográfico, entre sus más de 30 libros, se encuentran: Mex noir: cine mexicano policiaco; Cabaret, rumberas y pecadoras en el cine mexicano; Aquí está su pachucote... ¡Noooo!: una biografía de Germán Valdés y Orson Welles en Acapulco o El misterio de La Dalia Negra.