Guarda los restos del autor de Cielito Lindo, Quirino Mendoza
Los habitantes evocan los paseos por la presa San Lucas, donde se almacenaba el agua de las lluvias


Domingo 20 de julio de 2025, p. 25
Tierras que pertenecieron a la Hacienda Olmedo en Xochimilco, adquiridas a mediados de los años 40 para trabajadores del entonces Departamento del Distrito Federal (DDF) dieron origen a la colonia Huichapan, una de las primeras formadas fuera de los barrios del centro de la demarcación.
Con sólo seis manzanas y una población de no más de mil habitantes, resalta una notable actividad económica que se refleja en sus 22 establecimientos en dos cuadras de la calle 14 de Julio.
Su extensión de 39.17 hectáreas incluye el Panteón Xilotepec, el más grande de Xochimilco, con una superficie de unas 20 hectáreas, en el que resalta el lote de los hombres ilustres
con personalidades como el pintor Francisco Goitia.
Incluye las escuelas primarias Humberto Esparza y Andrés Delgado El Giro, el Colegio Alemán, así como tres conjuntos habitacionales aislados de las seis manzanas por los planteles educativos, que rompen con la estructura habitacional predominante y que los huipulquenses originarios consideran,de hecho, ajenos a la comunidad.
Roberto Capdeville Morales, cuenta que su padre, Daniel Capdeville Levas, ingeniero de Aguas y Saneamiento del DDF, hizo el deslinde, delimitación y trazo de la colonia por encargo del entonces jefe de Departamento, Javier Rojo Gómez.
Explicó que la colonia se estableció al pie del cerro Tzomolco (cerro que se desgaja) o Xilotepec (cerro de los elotes), asiento de una comunidad prehispánica xochimilca donde se realizaba cada 52 años la ceremonia del Fuego Nuevo. Asegura, sin embargo, que la mayor parte de la loma fue devastada para extraer cantera rosa.
María Delia Márquez Cortés, sucesora de Angelita Cortés, fundadora de la colonia que estableció la primera tortillería en su casa de adobe de la calle Plan Sexenal 9 –reconstruida con ladrillo y cemento–, coincide con Capdeville y otro vecino, Rogelio Martínez Serrano, en que el nombre de Huichapan fue sugerido por Rojo Gómez.
En agradecimiento por gestionar la adquisición del predio se le propuso poner su nombre a la colonia, pero él pidió que si querían hacerle esa distinción, la llamaran como su pueblo natal en el estado de Hidalgo, Huichapan, voz náhuatl cuyo significado, en el río de los sauces
, da origen al ícono de la estación del mismo nombre del Tren Ligero.
En un encuentro casual en la tortillería de Angelita, María Delia, Roberto y Rogelio cruzan recuerdos de infancia, la colonia estaba rodeada de milpas, nos metíamos a robar elotes, flor de calabaza
, y abundaban los árboles frutales, duraznos ciruelos, capulines, zapotes, la gozada que nos dábamos
.
Porfirio Peralta Fuentes, otro descendiente de quienes fundaron la colonia, recuerda que para abastecerse las familias caminaban al mercado de Xochimilco, a poco menos de kilómetro y medio, aunque ya existía el tranvía que iba del centro de la demarcación al Zócalo.
Recuerda que acompañaba a su papá, Pedro Peralta Sandoval, a tomar el tranvía en avenida 20 de Noviembre y en amaneceres con mucha neblina, para avisar que había personas en la parada y se detuviera, prendían papel periódico. Cuando se construyó el Metro, la ruta se acortó a Taxqueña y en 1986, por el segundo Mundial de Futbol en México, se construyó el Tren Ligero en la misma vía aunque sólo llegaba a Huipulco y en 1988 se terminó la línea hasta Xochimilco.
Eran tiempos maravillosos
, dice al evocar sus paseos por los alrededores como la presa San Lucas, donde se almacenaba agua de lluvia que bajaba de la parte alta de Tlalpan y Xochimilco y se vertía a los canales de la chinampa en época de estiaje.
Entre las peculiaridades de Huichapan está el taller mecánico de Horacio Sánchez Gutiérrez, en una combi aparcada a la entrada sur de la colonia, en la esquina de Mártires de Chicago y 14 de Julio. Ejerció el oficio en un taller frente a la tortillería de Angelita, luego se independizó pero no tenía local y trabajó itinerante en su kombiwagen, hasta que se estableció allí en 2019 con otro vecino, Juan Carlos Santillán Santana, quien recibe bicicletas para reparación.
Ambos, dice Horacio, somos caseta de orientación y vigilantes sin sueldo
, conocedores del vecindario apoyan a los vecinos con alguna información, como recomendar a un buen plomero, o si ven a un perrito perdido o a una persona sospechosa ponen la alerta en el chat vecinal.
Un sitio emblemático de la colonia fue la pulquería La Huichapan, en la calle 18 de Marzo número 31. Adquirió fama porque vendía muy buen pulque
y era paso obligado de quienes visitaban el panteón. Cerró hace más de 25 años tras el fallecimiento de sus dueños originales, Don Chucho y El Cachín. Algunos de sus hijos intentaron reabrir pero no prosperó.
Rita María del Carmen Zavala Ramírez, cuenta que su bisabuela Guadalupe Rico Vázquez, les rentó el espacio en 1966 para instalar la pulquería que comenzo bajo un techadito de láminas de cartón hasta que se construyó el local y fue tan popular que lo usaron de locación de películas.
Como los domingos y días festivos no había permiso para vender, se bebía clandestinamente en El Toreo, así se llamó al tejabán atrás del local, bajo un pirul, al que la gente accedía por una puerta sobre la calle 14 de Julio.
Por el panteón, Huichapan está determinado como un polígono de conservación patrimonial, aunque luce deteriorado en algunas partes, con instalaciones en ruinas como lo que fue una bodega, mausoleos y criptas abiertas y abundante maleza, salvo el lote protegido por murallas y una reja donde además del pintor zacatecano, guarda los restos del autor de la popular Cielito Lindo, Quirino Mendoza, y el poeta Fernando Celada, entre otros.
Delimitan a Huichapan las avenidas México y 20 de Noviembre, Mártires de Chicago, 12 de Octubre, Mártires de Río Blanco, Prolongación Acueducto, Camino a San Pablo y los límites de los predios del Club de Futbol Cruz Azul y el museo Dolores Olmedo.