s más que ignominiosa la forma en que el gobierno de Estados Unidos ha decidido llevar a cabo las deportaciones contra migrantes. Una verdadera cacería. Policías los esperan al salir de sus lugares de trabajo. Se les detiene en los campos agrícolas, en las construcciones, a la salida de oficinas migratorias, montados a caballo atravesando parques, violando todos sus derechos. El presupuesto aprobado al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) dedicado a la expulsión de los migrantes es de 175 mil millones de dólares, y plantea la construcción de más centros de detención imitando al de Florida (Alligator Alcatraz), así como la ampliación de la construcción del muro con(tra) México, aumento de los miembros de la Patrulla Fronteriza, drones, etcétera.
Ha quedado claro: los enemigos son los migrantes, indocumentados o no. De esta forma se desvía la atención de las profundas contradicciones que enfrenta el sistema, de una hegemonía en declive y de la incertidumbre y caos que la política de aranceles de Donald Trump está creando. Las élites cancelan el pensamiento crítico impidiendo debatir las necesarias transformaciones estructurales, estigmatizando conceptos, socialismo, comunismo, imperialismo, apoyados, por los medios de comunicación y los poderes judiciales.
¿Hay alternativas a este desorden mundial?
La propuesta del BRICS+ puede favorecer la transformación del orden global. Se trata de un proyecto del Sur Global que, en algún sentido retoma el espíritu de la Conferencia de Bandung (1955-70) y del Movimiento de Países No Alineados y del Grupo de los 77. Es decir, hay conciencia de que el capitalismo dividió al mundo en dos grupos, norte/sur, articulados en un marco de asimetrías económicas y dependencia. Si bien hay diferencias entre esos grupos, el mensaje sigue siendo contra cualquier forma de neocolonialismo. Bandung nació focalizado en Asia y África, cuyos países muy pobres estaban recién independizados. El BRICS+ es una agrupación transcontinental con integrantes con capacidades industriales y financieras, y han avanzado en mecanismos institucionales, entre ellos, el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) con sede en Shanghái. Siguen la tradición de Bandung de promover la independencia económica de los países del sur, y pretenden ser una alternativa a los organismos financieros del norte brindando recursos para proyectos de infraestructura, energía y desarrollo regional. Promueve el uso de monedas locales y así reducir la dependencia del dólar en el comercio internacional. Y muy importante: hay un énfasis en la multipolaridad, de la cooperación y el respeto a las soberanías.
Las palabras de Lula da Silva en el cierre de la decimoséptima cumbre del BRICS+, realizada en Río de Janeiro, resumen de manera clara los ejes del proyecto: Reivindicar un cambio en la gobernanza mundial bajo el esquema de la multipolaridad; organizar al mundo de forma diferente, acabar con las guerras, enfrentar el cambio climático, buscar la paz, comunidades más justas, inclusivas, soberanas y sin imposiciones del dólar
. Lo que alude también a alejarse de las sanciones unilaterales e ilegales de EU. Se manifiestan contra el genocidio palestino y contra el ataque a Irán por Israel y EU. No es extraño que Donald Trump haya reaccionado contra el grupo, una muestra de que el BRICS puede ser algo más que sólo una molestia y ha señalado que no son una amenaza seria, pero, de seguir siendo miembros tendrán que pagar 10 por ciento de aranceles y, si quieren desafiar al dólar, tendrán que pagar un alto precio; no lo vamos a consentir porque el dólar es rey
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Otro acontecimiento a resaltar en este momento histórico, porque puede marcar el devenir de África, es la llegada del joven capitán Ibrahim Traoré quien después de un golpe de Estado en 2022, se convirtió en presidente de Burkina Faso. Ha colocado en el centro de sus acciones de gobierno la lucha contra la dependencia, por la soberanía económica, la justicia social, la identidad africana y el rechazo tajante al neocolonialismo francés, expulsando de inmediato a sus militares. Su visión se conecta con el legado revolucionario de los años 80 de Thomas Sankara, presidente burkines (1983-1987) que fue asesinado. Está recuperando los minerales estratégicos para así romper con el modelo extractivista dependiente que convirtió al país en uno de los más pobres del continente. Ha puesto en marcha programas sociales, escuelas, hospitales y, lo más importante: busca la autosuficiencia alimentaria, para lo cual ha emprendido una profunda reforma agraria. Junto con los gobiernos de Malí y Níger han creado la Alianza de los Estados del Sahel, confederación que busca alternativas soberanas a los organismos regionales dominados por potencias occidentales, las que temen sin duda posibles contagios
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