Esta tierra no se toca más, grita la selva de un pueblo colombiano
La cintaYo vi tres luces negras se estrenará el viernes en salas de México

Martes 15 de abril de 2025, p. 9
Yo vi tres luces negras es un filme inmersivo y de sensaciones en el que, más que ver y escuchar la realización del colombiano Santiago Lozano Álvarez, se tiene que intuir.
El papel más importante de la historia es además contexto; lo es todo. Incluso, se apodera de un humano para reclamar: esta tierra no se toca más
, grito de la selva a través de las palabras de un hombre de piel de ébano de 70 años llamado José de Los Santos, quien está a cargo de los rituales funerarios de su pueblo en la zona afrocolombiana del litoral del Pacífico, que por años ha vivido el desplazamiento de comunidades originales y la devastación ambiental de mineros codiciosos y traficantes asesinos.
José es un sabedor, como le llaman en esa región a los sabios o curanderos. Un hombre que realiza los alabaos (actividad que es patrimonio inmaterial de Colombia), cánticos que crean un puente entre las almas de los que se van y los vivos. Un día recibe la visita de su hijo, desaparecido hace tiempo a causa de la violencia en el país. Tiene la certeza de que su muerte está cerca, y emprende camino.
En una charla, el guionista y director del filme, oriundo de Cali (ciudad cercana al marco de la historia), comparte con La Jornada que tocar estos temas le cambió la perspectivas sobre cohabitar la tierra
. Y más aún, la posibilidad de convivir en equilibrio con ésta
. En lo espiritual, tomar en cuenta la muerte como parte de la vida
.
Luces negras
es el nombre de un alabao, figura poética para hablar de ese anuncio de la muerte
, comenta el maestro Lozano Álvarez, quien hizo algunos cortos documentales antes de su debut en ficción de largo con Siembra (mejor película en Toulouse en 2016).
Yo vi tres luces negras, que destacó en la Berlinale 2024, es muestra elegiaca visual y sonora, así como finura para denunciar ecocidio y pugna entre un mundo material primitivo y uno espiritual elevado.
En su preparación para desarrollar la historia, el cineasta habló con muchos sabedores y sabedoras, cuya tradición es la medicina ancestral. Ya había hecho un primer trabajo documental, un mediometraje –en codirección con Mauricio Prieto, un compañero de Cali– sobre la historia de un hombre que se dedicaba a esos rituales mortuorios.
En aquel caso, comparte, narrábamos un poco una crisis de fe que vivió un sabedor a raíz de la muerte de su esposa, que había sido también su compañera de rezos y cantos. Entonces sí, fue como una inmersión también a través de historias, de conocer mucha gente y estar en diferentes comunidades e ir recolectando las maneras en que estas tradiciones están vivas y cómo son tan importantes para afianzarse en esa relación con la selva. Conocí muchos hombres como José de los Santos que llevan este carácter de habitar la selva, que también los habitaba a ellos
.
Para mostrar la jungla como un personaje principal, encontrando un lenguaje propio, poético y orgánico
. El realizador proyectó un universo propio sin mostrar tradiciones y rituales. Sin hacer un ejercicio de evidencia y de revelación de toda esta espiritualidad que hay que respetar. Hay muchos años de tradición, por eso era importante poder capturar esa esencia, situar el valor que tienen estas prácticas ancestrales en el presente como formas de vivir, como maneras de cohabitar los terrenos
.
Protagonistas y espectadores
Asegura que el filme ya lo exhibió gente de los pueblos de donde tomó referencia, y la historia ha sido bien recibida con distintas lecturas. Cada espectador logra encontrar un nivel, una dimensión de conectarse con ella y hacerla propia. Digamos que hay muchos elementos que hacen guiño a su cotidianidad y a los problemas y conflictos; hacen referencia a sus propias historias. Pero también las personas que no pertenecen a las comunidades o que no viven en los territorios encuentran vasos comunicantes desde la espiritualidad, la humanidad y la empatía con el personaje de José, que genera mucha conexión con los espectadores
.
Al final, es un tema que nos afecta muchísimo como sociedad, pero se hace con mucha dignidad, a través de un personaje muy digno. Entonces es bonito también encontrar cómo reconocen que se pueden hablar de estos temas a través del arte, del cine, sin vergüenza, sobre todo haciéndole frente a esos conflictos para poder encontrar caminos que puedan reconstruir el tejido social
Lozano Álvarez afirma que la universalidad del cine se logra cuando uno cruza fronteras y logra tocar
.
Yo vi tres luces, que comienza su corrido en salas mexicanas el viernes, es una coproducción de México, Francia, Colombia y Alemania; el guion está coescrito con Fernando del Razo.
La fotografía es de Juan Velásquez; la música original de Nidia Góngora y la edición de Ana García.