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El Vive Latino 2025 devino en una catarsis colectiva de la buena

En el festival “oyes esta música y te recuerda bellos años de la prepa”, comentó uno de los asistentes ayer

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▲ Al festín de rock en español también llegaron familias enteras. A los niños les gusta Molotov y Sepultura, mientras a sus papás Vilma Palma e Vampiros.Foto cortesía Santiago Covarrubias/OCESA
 
Periódico La Jornada
Lunes 17 de marzo de 2025, p. 8

Todo fluye y refluye, todo asciende y desciende. El movimiento hacia la derecha es el mismo que el de la oscilación a la izquierda; el ritmo es la compensación y a decir de filósofos puede aplicarse a todas las fases de la actividad humana, no sólo a la música.

El festival Vive Latino, que cumple 25 años, ofreció este domingo su segundo día de actividades en el Estadio GNP Seguros, el ritmo no sólo fue proporcionado por las más de 30 bandas que participaron ayer, sino por la audiencia, la cual hace en realidad un encuentro ejerciendo la ley de la compensación. Es decir: tú me das música y yo te doy –en este caso, el respetable público asistente– la energía suficiente para generar la oscilación que devendrá en catarsis colectiva de la buena.

Así transcurrió ayer este festival, ya tradicional en México, con el ritmo de la gente y no necesariamente el sonoro.

Por lo regular, en los masivos, muchos de los asistentes llegan por devoción a su melomanía, pero otro gran porcentaje restante lo hace por estar con amigos, conocer nuevos y concretamente pasarla bien en un ambiente de desmadre.

“Nos gustan los Vive Latino porque más que música es cultura. Puedes disfrutar de tu comida favorita y te recuerda a tu mamá. Oyes esta música y te recuerda bellos años de la prepa. Puedes tener una casa o un auto pero eso, cuando te vas, no te lo llevas, pero sí estos recuerdos”, dice a La Jornada Misael, quien viene desde la edición 13. Su pareja, Viri, llega por segunda vez y asegura: el Vive tiene su sello. Tiene vivencias y el placer de cantar una canción que te guste... la experiencia.

Al encuentro también llegan familias enteras como la Córdoba Rojas, que asisten por primera ocasión.

La niña Romina prefiere a Molotov y Sepultura. A su papá Andrés le late Vilma Palma e Vampiros. Nos gusta toda la oferta musical, comenta Nancy, la madre de familia. Ellos aprecian la amabilidad de la gente y piensan regresar.

Todos fluimos para el mismo lado

A Francisco y Gilberto lo que nos gusta del Vive es la gente. Es muy familiar. Todos fluimos para el mismo lado.

Para ellos, venir es una tradición, y divertirse, pasarla bien. Salir de las rutinas.

La música hace crecer el alma, dice Pau, la chica que los acompaña. Están por ver a Vilma Palma e Vampiros, que se empalma con Los Aterciopelados en otro escenario a la misma hora bajo los intensos rayos del sol, que no importó, pues el ir y venir de caudales de chavas y chavos es lo que da su sustancia a este festín de rock en español que se inició para dar cabida a las propuestas nacionales y de Latinoamérica, pero que desde hace unos años ha abierto sus proscenios a distintas corrientes y géneros que se mimetizaron para dar carne al caldo.

Ya no es como antes

Pero siempre hay un arroz en los frijoles, Martín, un asistente habitual, comenta que el Vive ya no es como antes, cuando era más flexible la entrada. La verdad, se ha transformado en algo más comercial que artístico y cultural; las empresas privadas se han aprovechado de estos actos. Es triste que se lucre con la diversión y entretenimiento de mexicanos mal pagados...

Bueno, es su sentir por pagar casi 3 mil morlacos por día.

Pero el buen melomano le haya. El festival se pudo seguir a través de la plataforma de Amazon Music que lo ofreció de manera gratuita.

La realidad es que la mayoría quedó conforme con lo ofrecido por el festival más longevo de México, que, por cierto, regresó a su sede original (en el antes Foro Sol), luego de que en 2024 tuviera que celebrar su edición anual en la Curva 4 del Autódromo Hermanos Rodríguez.

Ayer hicieron la comilona acústica agrupaciones como Astropical, Aterciopelados, Cuarteto De Nos, División Minúscula, Draco Rosa, Easykid, Eden Muñoz, Efecto Pasillo, El Haragán y Cía., que convocó tanta gente como lo hizo Zoé (a la misma hora), cuya presentación sería la única en el año.

También brilló por su talento la popera Kany García, Los K’comxtles (banda chingona conformada por Rubén Albarrán, cantante de Café Tacvba; Rafa Acosta, de Los Locos del Ritmo; Rafa Miranda, de Los Sleepers; El Gato Rockabilly y Choco Cizaña).

También se discutieron los ingleses de Keane (incorporación anglo del festival), La Lupita, La Santísima Voladora, Los Esquizitos...

Asimismo, hicieron lo suyo Midnight Generation, Mon Laferte, Rüfüs Du Sol, Las Víctimas del Doctor Cerebro y los metaleros de Sepultura, que cerraron el festival, pero también aplicaron el cerrojazo Las Víctimas del Doctor Cerebro, Rüfüs Du Sol o Los Planetas.

El Vive tiene como sustento el consumo de experiencias, las cuales se replican en el plano de la buena vibra. Toda manifestación de pensamiento, emociones, razón, voluntad o deseo está acompañado por vibraciones, parte de las cuales emanan al exterior y tienden a afectar las mentes de los demás por inducción. Y así, el Vive induce a su muchedumbre que trepidó y osciló entre rola y rola, entre grito y grito hasta las primeras horas de hoy.

Haremos San Lunes, dijo Rick, un chavorruco merol, a quien tal vez sí le toca chambear en puente, pero está dispuesto a que le descuenten el día... feliz por la experiencia.