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Rodea el vacío a familias con desaparecidos: Caneyada

En Cuerpos sin nombre, explora este problema que asola al país

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Esta exaltación de las mujeres que buscan me parece pernicioso y envenena una serie de narrativas que luego exculpan a los responsables, expresó el escritor en entrevista con La Jornada. Foto archivo
 
Periódico La Jornada
Lunes 17 de marzo de 2025, p. 4

Alrededor de las personas que tienen a familiares desaparecidos se ha creado un vacío legal, pero también uno social y cultural, dijo el escritor Imanol Caneyada, entrevistado a propósito de su novela más reciente, Cuerpos sin nombre, en la que explora dos de las múltiples formas de desaparecer en México.

El narrador explicó a La Jornada que el título publicado por Tusquets desarrolla las historias de una mujer y un hombre en cuyo secuestro interviene el crimen organizado como la expresión más acabada, refinada y brutal del capitalismo.

Agregó que en el caso de la mujer “es un no-lugar desde donde se narra, que le permite una omnisciencia y estar presente, aunque nunca se aclara qué es: en la vida de quienes sufren la ausencia: la familia.

La otra historia está narrada igual en primera persona pero dirigida a sí mismo: su desaparición, su ausencia y su reaparición. Es de las nuevas formas de esclavitud del crimen organizado, que más que fenómeno terrorista como lo quieren decir ahora, es el capitalismo al extremo. En ambos casos, son dos de las muchas posibles causas por las que desaparece la gente en México.

Caneyada (San Sebastián, España, 1968) agregó que se insinúa que en el caso de la chica podría ser cuestión de tráfico de personas, aunque nunca se aclara. El padre, tal vez porque es hombre y constituido desde cierta masculinidad, esa posibilidad de su hija jovencita en manos de las mafias que trafican mujeres lo está destrozando por dentro.

En esta línea, “la familia es un personaje, es tratar de entender qué pasa cuando no se busca. Porque buena parte de esta historia está enfocada en esta cotidianidad, más que en la búsqueda. El dolor de la ausencia en la hora del desayuno, de la comida, la impotencia de ver cómo hay toda una sociedad que da la espalda, que crea un vacío alrededor de estas familias que tienen a alguien desaparecido.

Un vacío impulsado por el Estado, por las autoridades que se niegan a hacer su trabajo, que incluso propician, son cómplices o ejercen la desaparición, porque un porcentaje altísimo de las desapariciones forzadas en México están directamente relacionadas con el ejercicio de la autoridad constitucional; son autoridades municipales o estatales que desaparecen gente, policías, judiciales, ministeriales, etcétera.

El narrador hizo hincapié en su interés por reflejar el vacío alrededor de los núcleos familiares con desaparecidos, por lo que recurre a simbolismos como los abscesos en sus cuerpos y el que se conviertan en no-padres, no-madres, no-hermanos, que es una manera también de estigmatizarlos, y se ha creado en torno a ellos un vacío legal, pero también uno social y cultural.

El también periodista destacó la importancia de crear “un personaje de una madre que no hace, no convierte su vida en una búsqueda, porque me parece demencial que como sociedad y desde las autoridades, hemos entregado a las personas que tienen a un familiar desaparecido la responsabilidad de buscarlo.

“Se han convertido en heroínas. Son mujeres quienes principalmente buscan. En los discursos oficial y social, en las narrativas de las redes sociales, se ha construido este heroísmo que hace que las autoridades se sigan lavando las manos y no cumplan con su obligación, y por otro, a ellas les pone una carga: ‘tengo que salir a buscar a mi hijo o a mi hija o a mi marido o a mi padre; tengo que ir a los desiertos con una pala y con una vara para agujerar la tierra y encontrar’. La solidaridad, la ternura y el acompañamiento se expresan con aquellos que están en acción y de manera hipócrita las hemos convertido en heroínas.”

Caneyada cuestionó: qué pasa con quienes no buscan, que no tienen la fuerza, la entereza para buscar, qué pasa con su sufrimiento y su dolor. Está totalmente ausente de las narrativas públicas porque eso nos devuelve como sociedad una responsabilidad que no queremos. Al Estado le devuelve algo que se ha negado a asumir. Esta exaltación de las mujeres que buscan me parece pernicioso y envenena una serie de narrativas que luego exculpan a los responsables.

El premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero 2020 refirió que en mucha de su literatura hay un enorme dolor, vacío y rabia, y también un sentido de responsabilidad muy grande, de que quien termine la novela, quien la lea se haga preguntas sobre qué significa, cómo impacta en las personas que pululan la novela, en esta familia y en este joven toda la terrible tragedia que estamos viviendo, y de qué manera encarna en los cuerpos, más allá de los datos y los números, que congelan, distancian, crean una rutina de la desgracia y la tragedia.

El autor refirió que sintió que emplear el hiperrealismo en este título lo iba a hacer caer en lugares comunes y repeticiones de una historia muy contada.

“Por otro lado, el fenómeno es kafkiano, tan absurdo, delirante, difícil de asimilar desde la perspectiva de la realidad que viene sucediendo desde hace años −en Jalisco acaban de hallar este cementerio clandestino dentro de una casa de seguridad con cientos de zapatos−, que entendí que los lenguajes de lo insólito y lo fantástico me iban a permitir expresar con mayor fuerza y contundencia la tragedia de las desapariciones forzadas en México.”