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Concierto en el museo madrileño rememoró la época de El Greco

El Ensamble La Violondrina hizo un recorrido musical que abarcó desde la Grecia natal del pintor hasta sus últimos días en Toledo

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▲ Los cuadros San Juan Bautista y San Juan Evangelista (1577-1579), que forman parte de la exposición El Greco: Santo Domingo el Antiguo.Foto cortesía del Museo del Prado
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 17 de marzo de 2025, p. 3

Madrid. En el auditorio del Museo del Prado se escuchó la música que rememora la época en la que nació, vivió y murió uno de los artistas más importantes de la pinacoteca madrileña, Doménikos Theotokópoulos, conocido como El Greco (1541-1614).

Se interpretaron piezas como el Canto de la Sibila y motetes, o canciones religiosas en latín que se escuchaban en las principales ciudades en las que dejó huella el pintor: Creta, Venecia, Roma, Madrid y Toledo, donde murió y fue enterrado por decisión personal en el monasterio de Santo Domingo el Antiguo.

En ese templo religioso dejó pinturas y trípticos que forman parte de una exposición en el Museo del Prado, en la que se recrea esa obra a la que dedicó parte de sus últimos años de vida.

El título del concierto fue La horeye del musico es come loyo del pintor, que traducido al español significa la oreja del músico es como el ojo del pintor. Esta frase la encontraron apuntada en los márgenes de un libro de arquitectura de la biblioteca personal de El Greco, escrita de su puño y letra, en la que establece la conexión sensorial entre música y pintura, que fue, a su vez, el cenit tanto de la investigación musical, realizada por el académico Carlos Martínez Gil, como del concierto, para el que además se utilizaron instrumentos antiguos de la época, ejecutados por el Ensamble La Violondrina, quinteto fundado y dirigido por la venezolana María Saturno, quien además formó parte de la orquesta Simón Bolívar.

El concierto fue un recorrido sensorial desde la Grecia natal de El Greco hasta sus últimos días en Toledo, por lo que la elección de los instrumentos fue crucial: un órgano, una clave, violas da gamba soprano, tenor y mezzosoprano, y dos violas da gamba bajo. Así, poco a poco se fueron adentrando en ese mundo del siglo XVI, desde la Venecia del bullicio del intercambio comercial, con innovadoras imprentas musicales y la opulencia sonora de la Basílica de San Marcos, hasta la sobriedad castellana de la ciudad de Toledo.

A modo de paleta sonora, en la que la intención era hacer un alfa y un omega en el recorrido vital de El Greco, se escucharon obras de compositores claves del siglo XVI, como Orlando di Lasso, Cristóbal de Morales, Claudio Merulo, Mateo Flecha El Joven, Andrea Gabrielli, Giovanni Maria Nanino, Diego Ortiz, GP da Palestrina, Tomás Luis de Victoria, Fabrizio Caroso, Antonio de Cabezón y los maestros de capilla de la Catedral de Toledo, Andrés de Torrentes y Alonso de Tejeda.

Carlos Martínez explicó que el concierto “ofrece un original recorrido por el paisaje sonoro del pintor a lo largo de su vida, ilustrando algunas de sus pinturas recogidas en la exposición con obras musicales del momento, así que incluye piezas representativas de cada etapa vital del pintor, desde los madrigales venecianos hasta los motetes y obras litúrgicas que pudieron acompañar su asentamiento en Toledo. Además del Canto de la Sibila, interpretado tradicionalmente en la Catedral de Toledo en la noche de Navidad, que resuena con la espiritualidad y el simbolismo tan característicos en la obra de El Greco”.

El musicólogo, que forma parte del Instituto Complutense de Ciencias Musicales, explicó que “la llegada de El Greco a Toledo, en 1577, marcó el inicio de una nueva etapa en su vida, en la que la música también jugó un papel relevante. Se dice que el pintor contrataba músicos para amenizar sus veladas, un lujo que, si fuera cierto, sería poco común en la época. Entre los compositores vinculados con la Catedral de Toledo durante su estancia en la ciudad destaca Andrés de Torrentes, cuyo motete dedicado a la santa local, Leocadia, cerrará este programa para ilustrar el ostentoso recibimiento de sus reliquias en 1587, en un momento en el que El Greco estaba realizando El entierro del señor de Orgaz para su parroquia de Santo Tomé”.

El Ensamble La Violondrina fue creado en 2018 por la instrumentista e investigadora María Saturno. Su nombre remite a la metáfora del vuelo musical acuñada por Vicente Huidobro. Desde su fundación se han especializado en rescatar repertorios poco transitados, sobre todo del Renacimiento y del primer Barroco. Los integrantes, además de su directora, son Agnieszka Grywacz, Jorge López-Escribano, Lixsania Fernández, María Medina y Sara Ruiz.