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Nuestra base energética: la quinta
E

l mundo actual vive de los fósiles. ¡Lamentablemente! El Goliat que enfrenta al David de las energías limpias concentra más de 80 por ciento de la energía primaria consumida hoy en el mundo y prácticamente el mismo porcentaje en energía secundaria, fruto de la transformación de la primaria y lista para ser enviada para su consumo final. Pero también –y dada su naturaleza– el Goliat de las fósiles concentra poco más de 65 por ciento de la energía final consumida.

Sí, consumida para disfrutar de iluminación, calor de proceso, movimiento y tracción, calentamiento de agua, calefacción y aire acondicionado de espacios interiores, conservación de alimentos, utilización de aparatos para educación, cultura, comunicación, entretenimiento y –para indicar uno más– movimiento de personas y mercancías.

Este último –por cierto, y junto con los consumos industriales y agropecuarios–, uno de los más grandes retos que tenemos para enfrentar el desastre climático. Las actividades agropecuarias e industriales concentran casi 20 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero equivalente y el movimiento de personas y mercancías 15 por ciento.

Por la naturaleza de sus procesos, concentran poco más de la tercera parte de las emisiones globales, hoy del orden de los 50 mil millones de toneladas de CO₂ equivalente. En cuanto a las estrictamente energéticas –descontadas las de transporte– representan cerca de 30 por ciento, básicamente derivadas de la producción de calor y de electricidad, lo que significa un volumen del orden de 15 mil millones de toneladas de CO₂ equivalente. A estas hay que sumar las que se derivan de otros consumos finales de hidrocarburos y de carbón, que se agregan a las de la generación eléctrica fósil.

Con todo, los fósiles son responsable de poco más de la tercera parte de los gases de efecto invernadero equivalentes (GEIe) y aún luchan por la supremacía mundial en la energía. Muchos intereses. Muchos rentistas. Muchos especuladores. Muchos gobiernos. Muchos ejércitos ahí…en las entrañas de este temible Goliat de las energías fósiles defienden intereses perversos. Aunque ya se mueven hacia las entrañas de las energías limpias, muchas de ellas desplegadas sobre la base de acuerdos sucios con pobladores y usufructuarios originarios de tierras y aguas, de zonas de alta actividad eólica y de impresionante poder de irradiación solar.

Ahí mismo y en todo, la inercia, lamentable de defensa de la desigualdad, de la defensa de privilegios. Por ello hoy –como nunca y luego de los recientes cambios constitucionales– resalta la naturaleza viva y progresiva de nuestro 27 constitucional, cada día más significativo e importante. Sí, el de la propiedad originaria de la nación de tierras, aguas, riqueza del subsuelo, riqueza de sol, viento y vapor endógeno a la que llegan los que ahora especulan con las energías limpias.

¡Mucho cuidado! ¡Mucha atención! ¡Mucha precaución con la promoción demagógica de energías limpias, muchas veces sustentada en acuerdos sucios con propietarios y usufructuarios originales de los recursos naturales! Sí, comunidades y pueblos originarios. Naciones enteras.

Por ello, también, no es fácil enfrentar la catástrofe climática. ¡Donde pasa ese Goliat destroza todo! Y cuenta con personeros terribles, negociantes sin escrúpulos, especuladores, rentistas, belicosos ejércitos. Todos ellos animados a seguir con el control de estos recursos y de la transición. A eso, sí, a eso nos enfrentamos.¡ La transición energética no es tersa! De veras.

NB: Siempre en la memoria uno de mis grandes maestros de los energéticos, el ingeniero Rafael Cristerna, a quien nunca dejaremos de admirar y reconocer su entrega –con muchos otros– al desarrollo integral del sistema eléctrico de México, el de las nuevas leyes de hoy. ¡Se nos fue Rafa! Lo extrañaremos mucho… muchísimo. ¡Afectuoso abrazo a su familia tan querida!