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Los de abajo

Vigilias y luto en más de 30 ciudades por los desaparecidos

N

o deberían existir colectivos de buscadoras. Los hay porque les arrebataron a sus seres queridos y no obtuvieron respuesta de un Estado cómplice o ausente. Los hay porque existen 120 mil familias destrozadas tras la desaparición de uno o una de sus integrantes. Porque los gobiernos en turno, federales, estatales y municipales, sólo voltean a verlas cuando una tragedia les revienta. Hoy fue Teuchitlán, ayer San Fernando y mañana quién sabe.

Con palas y uñas escarban la tierra a la que llegan por un pitazo, un rumor, un algo que atraviesa sus oídos colectivos. ¿Qué hubiera pasado si ellas no hubieran cruzado el umbral del rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco? ¿Quién se hubiera atrevido a tomar con cuidado y dignidad cada pedazo de hueso, cada zapato, mochila, cuaderno y camiseta encontrada en el mismísimo infierno? ¿Quién hubiera ofrecido el testimonio fotográfico de que sí existen crematorios clandestinos, para el momento en que las autoridades lo negaran?

La Guardia Nacional estuvo ahí hace apenas seis meses, y hay testimonios de que el campo de entrenamiento y de exterminio de jóvenes reclutados de manera engañosa o forzada, operaba desde 2012, a tan sólo 55 kilómetros de Guadalajara. El tenebroso hallazgo del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, marcó los hornos clandestinos y entregó toda la información a las autoridades.

Cada año son más familias las que pierden a un ser amado y empiezan desde cero el peregrinar por instancias y baldíos. El horror hoy se extiende entre la sociedad porque cada vez queda más cerca la posibilidad de que toque en casa. Por eso, también, la necesaria movilización en lugar de resguardarse. Y por eso hoy, en más de 30 ciudades de una veintena de estados de la República, habrá vigilias y lutos colectivos en plazas centrales con 400 velas y 400 zapatos que representan a quienes ya no están porque no hubo un Estado que los protegiera.

No faltan políticos sinvergüenzas que quieren montarse en una acción que justo los interpela. No falta tampoco la reiterada negación del oficialismo. Pero hoy el horror es más grande, no cabe la indiferencia y se busca en la colectividad amortiguar el miedo y buscar la esperanza arrebatada.

Desinformemonos.org