Tiene 904 departamentos en 29 edificios
En los setenta fue hogar de miles de sudamericanos
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Domingo 23 de febrero de 2025, p. 25
Al sur de la ciudad, en la zona del Pedregal, se construyó la Villa Olímpica Libertador Miguel Hidalgo, un complejo habitacional de 29 edificios con 904 departamentos que alojó a los atletas participantes en los Juegos Olímpicos de 1968 y que en los 70 fue hogar de miles de exiliados sudamericanos que huyeron de las dictaduras; actualmente, Villa
, como la llaman, es una colonia más en la alcaldía Tlalpan.
En menos de 500 días, tiempo récord, en los terrenos donados por la fábrica de papel Loreto y Peña Pobre fueron levantadas las torres de 10 y seis pisos de departamentos, de más de 100 metros cuadrados con tres y cuatro recámaras, dos baños, estancia y cocina, así como amplios espacios deportivos y de entretenimiento.
A pesar de que se construyó para los atletas, desde un principio el proyecto arquitectónico estaba previsto para convertirse en un condominio urbano popular para las familias mexicanas, el cual quedó en medio de una zona residencial de alta plusvalía, entre las avenidas Periférico Sur, Insurgentes y Camino a Santa Teresa.
María Cecilia Sota, vecina del edificio 23, llegó a los 22 años recién casada en 1970. Recuerda que compró su departamento a Banobras por 450 pesos, que pagó en 15 años.
En esa época no teníamos escrituras, compramos certificados de participación inmobiliaria con una vigencia de 99 años, a mí me pareció bien. Yo estaba muy feliz.
El conjunto era cómodo, seguro. Tenía jardines con grandes extensiones de pasto, alberca, canchas de fútbol, de tenis, pista para correr. Estaba el cine, salones y la iglesia. Había negocios y todo lo que necesitábamos
.
Sin embargo, las áreas deportivas construidas para los atletas olímpicos y que eran parte del complejo habitacional pasaron a la administración pública y se creó el centro deportivo Villa Olímpica, que abrió sus puertas a los capitalinos.
Pese a la desincorporación de las áreas deportivas, los condóminos cuentan con grandes áreas libres y verdes, la zona de juegos infantiles sigue como sitio emblemático para los habitantes de Villa Olímpica, pues es donde las familias, en diferentes momentos y generaciones, han creado vínculos para formar una gran comunidad.
Algunos residentes rememoran la llegada de familias sudamericanas, la mayoría chilenas y argentinas, así como de otros países. Se decía que de los 5 mil habitantes de Villa Olímpica 3 mil eran exiliados que llegaron a mediados de la década de los 70 y fueron distribuidos en los 29 edificios.
Familias rotas por la ausencia de un padre o madre que tuvieron que dejar hijos, primos, nietos y sobrinos en su país de origen. Militares y académicos que empezaron una nueva vida como migrantes.
Tras el exilio hubo algunos que decidieron quedarse, pero que ahora dicen no recordar, o que de plano es difícil para ellos hablar de su exilio, que fue plasmado en el documental Villa Olímpica, de Sebastián Kohen Esquenazi, quien nació en Chile y pasó su niñez como exiliado en México.
Mónica Olivares, integrante del comité de medio ambiente, es condómina desde 1988, sabe de la historia de la comunidad chilena, ya que sus padres originarios llegaron cuando era muy pequeña.
Sin embargo, sus tíos, quienes vivieron el exilio en Villa Olímpica, dedicados a la academia en la UNAM le rentaron el departamento que hoy habita.
Mónica es ingeniera ambiental y junto con 14 vecinos se encarga del cuidado de las áreas verdes en Villa Olímpica y de la preservación del huerto, que opera como sociedad organizada desde hace una década.
Este lugar se habilitó con piedra volcánica, cuenta con un sistema de cosecha de agua de lluvia, un compostero, lombricompostero y espacio para la separación de residuos, hasta ahí acuden grupos estudiantiles a conocer cómo es el desarrollo de este pequeño lugar de producción de verduras y plantas endémicas dentro del complejo habitacional.
Para Quetzalcóatl Fontanot, vivir en Villa Olímpica es un privilegio dentro del caos de la ciudad, es una colonia con ventajas por tener cierto confinamiento, accesos controlados que nos genera libertad en su interior
.
Reconoció que hay un sentimiento de cierta historicidad del lugar, porque a lo largo de la vida de Villa Olímpica ha habido ciertas comunidades que se han visto muy acogidas
. Las familias tejieron lazos de apoyo hay mucho comercio comunitario que funciona por medio de chats para la ventas de productos agroecológicos, verduras y se establece un día de venta. También cosas de segunda mano, hay comercio de alimentos preparados y comida corrida, que son parte de la vida comunitaria
.
Villa Olímpica se construyó para acoger a los atletas olímpicos en 1968, lo hizo con los exiliados sudamericanos y ahora con las recién llegadas familias de mexicanos, expresó un vecino con apenas tres años de residencia.