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Para el FMI, tiene el cuarto lugar en poder suave

En dos décadas, influencia china avanza más allá de los mercados

A pesar de las tensiones geopolíticas con EU, ya superó a Reino Unido

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▲ En muchas ciudades chinas se mezcla la arquitectura milenaria con la moderna. En la gráfica, el Parque de Exposiciones de Xi'an, en la provincia de Shaanxi, en el noroeste de China.Foto Xinhua
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Periódico La Jornada
Martes 26 de noviembre de 2024, p. 15

Pekín. Arraigada en una historia de 5 mil años, la cultura china ha tomado un nuevo cariz. No sólo avanza en nichos que le han permitido entrar a nuevos mercados de exportación, sino también se ha vuelto una forma de representar la diversidad de este país más allá de las narrativas geopolíticas que predominan en Occidente.

El soft power chino está despegando. De acuerdo con un documento de trabajo del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el que se analizan datos de 66 países para el periodo 2007-2021, es la cuarta nación con mejores indicadores de poder suave, sólo por debajo de Corea del Sur, Japón y Alemania.

En décadas pasadas, a la par que escalaban las tensiones geopolíticas con Estados Unidos, ningún país como China ha mejorado en poder suave (referencia atribuida a Joseph Nye Jr para distinguir la capacidad que tiene una nación de influenciar a otras por medio de la atracción, en lugar de la coerción o el pago).

El estudio divide el poder suave en seis categorías que abarcaban el atractivo económico, la presencia cultural, las capacidades digitales, la influencia educativa, el alcance global y la fortaleza institucional.

Explica que Reino Unido solía tener un nivel significativamente más alto de poder suave que China. Sin embargo, esto cambió desde hace un par de décadas.

El poder suave de China pasó de 0.70 en 2004 a 1.17 en 2021, mientras el de Reino Unido disminuyó de 1.32 a 0.85 en el mismo lapso.

El FMI detalla que el poder suave entre los países analizados oscila entre un mínimo de -0.59 puntos para República Dominicana, por encima de la cual se encuentran Argelia (-0.55), Filipinas (-0.53) y Azerbaiyán (-0.47). En el opuesto encabezan Corea del Sur, con un máximo de 1.68 en la medición, seguida por Japón (1.25), Alemania (1.18) y China (1.17).

Supera a Japón en una segunda escala

Una metodología distinta, el Índice Global Soft Power 2024, de Brand Finance publicado en febrero de 2024, pone a China en tercer lugar por encima de Japón y Alemania y por debajo de Estados Unidos y Reino Unido. No obstante, subraya que la potencia socialista tuvo la mayor mejora para cualquier nación en el listado de este año, con un avance de 6.2 puntos.

La cultura como una suerte de poder suave suele referirse por primera vez en el discurso que el entonces presidente Hu Jintao pronunció en 2007 durante el decimoséptimo Congreso Nacional del Partido Comunista Chino.

La gran revitalización de la nación china ha de ser acompañada por el florecimiento de su cultura. Nos incumbe poner en pleno juego el papel de sujeto que desempeña el pueblo en la edificación cultural y desplegar el entusiasmo de los numerosos trabajadores culturales, impulsar con mayor conciencia e iniciativa el amplio desarrollo y prosperidad de la cultura y emprender creaciones en la gran práctica del socialismo con peculiaridades chinas, haciendo que el pueblo comparta los logros del desarrollo cultural.

Siete años más tarde, el presidente Xi Jinping volvió sobre la idea al enfatizar que se debía dar una buena narrativa china y comunicar mejor el mensaje de China al mundo. La gran lucha geopolítica de nuestro tiempo es China/Estados Unidos, y en ese punto, parte de las narrativas pasan por el bagaje histórico de cada país. La estadunidense como un nación joven, con alrededor de 200 años de existencia, y por otro lado la asiática, que se funda en uno de los imperios antiguos, explica José Antonio Cervera, director del Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México.

También en una plática con La Jornada, Liljana Arsovska, del mismo centro de estudios, expone que hasta hace unas décadas la República Popular de China estaba poco vinculada con lo acontecido antes de 1959. Ahora, sostiene la investigadora, hay una especie de gran misión de rescatar la historia a todos los niveles con el fin de generar narrativa ideológica para el presente y el futuro.