En Salto mortal al Xib’alb’a, espectáculo que será estrenado el 29 de noviembre en el Centro Nacional de las Artes (Cenart), la compañía Tránsito Cinco Artes Escénicas SC combina mitos ancestrales y artes circenses contemporáneas para reinterpretar algunos pasajes de las leyendas mayas sobre la creación del Sol y la Luna.

Es una propuesta escénica sobre el Popol Vuh, las sagradas escrituras mayas, enfocada en la historia de los gemelos prodigiosos, Xbalanqué y Hunahpú. Lo que buscamos es hacer una representación visual y sensorial, estética, de la antigua cosmogonía maya a través de la lente del circo contemporáneo, explica su director, Jorge Díaz Mendoza.

En su opinión, resulta muy importante traer a la actualidad los mitos de las antiguas culturas de México, así como revalorizarlos y difundirlos, para aprovechar sus conocimientos y sabiduría: En esta obra planteamos el significado que los mayas le otorgaban a la vida y la muerte. Lo que queremos resaltar es la visión de la muerte no como el final, sino como la posibilidad de regenerar, reinventarse, reconciliarse, renacer; también, la de ver al sacrificio como un acto de creación.

El bien y el mal

A través de técnicas del circo contemporáneo como danza aérea, contorsión, mástil chino, rueda cyr y suspensión capilar, así como el uso de diversos elementos coreográficos y musicales, este espectáculo circense plasma cada uno de los episodios en la vida de esos gemelos, desde que son concebidos por la princesa Ixkic y su travesía en el inframundo maya hasta su sacrificio para la creación del Sol y la Luna.

Hay un elemento muy importante y simbólico que retomamos: el juego de pelota, así como la figura del círculo como una metáfora de la vida y también de la eterna lucha entre el bien y el mal, destaca el creador escénico en entrevista.

El mito de Xbalanqué y Hunahpú, apunta, fue uno de los acontecimientos más importantes en la vida y rituales de los antiguos mayas, para los cuales el Xib’alb’a era un lugar que se ubica en las entrañas de la Tierra, que representa al inframundo como un lugar privilegiado del cosmos donde se encierran los secretos de la vida y muerte.

▲ Representación visual, sensorial y estética de la antigua cosmogonía maya a través de la lente del circo contemporáneo, señala el director Jorge Díaz Mendoza.Foto cortesía del Cenart

De acuerdo con Díaz Mendoza, el empleo de técnicas circenses en el montaje resulta de gran ayuda para la reintepretación y narración de esta cosmogonía maya, debido a que la destreza de los intérpretes, de los ejecutantes, reflejan las pruebas físicas y espirituales que los héroes enfrentan en esta historia.

Asimismo, resalta la importancia que el circo contemporáneo ha adquirido en tiempos recientes en la oferta escénica: “Tiene un repunte importante en esta época, ha dejado de ser sólo una serie de actos sorprendentes y se ha convertido en un elemento central para la narración de historias complejas.

Estamos acostumbrados a un formato en el que los artistas (circenses) van, presentan su número y se despiden; pero ahora, en esta adaptación hacia propuestas escénicas contemporáneas, ya no hacen eso, sino que forman parte de una narración, una estructura, una historia en la que se les requiere más allá de su disciplina circense. Deben ahora tener también presencia escénica, manejar la voz y el cuerpo y meterse en otras áreas escénicas que demandan más preparación y compromiso con un proyecto, asienta.

Dirigida a todo público a partir de seis años, Salto mortal al Xib’alb’a dura cerca de 60 minutos y en ella intervienen cinco intérpretes, dos son los protagonistas y los tres restantes se van alternando entre los personajes que aparecen en la historia. También hay una narradora. Un elemento central es la parte musical, concebida a partir de la mezcla de música electrónica con atmósferas sonoras que remiten a la época prehispánica.

Las funciones serán el viernes 29 y el sábado 30 de noviembre, a las 20 y 19 horas, de forma respectiva; y el domingo primero de diciembre, a las 18 horas, en el Teatro Salvador Novo del Cenart (Río Churubusco y Calzada de Tlalpan, colonia Country Club).