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Topos Aztecas ayudan a buscar a desaparecidos en Valencia

Apoyan labores de rescate tras el paso de la Dana

Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 22 de noviembre de 2024, p. 24

Madrid. Un grupo de 12 rescatistas de los Topos Aztecas, colectivo que nació a raíz del terremoto de 1985 en la Ciudad de México y que desde entonces ha viajado por el mundo auxiliando en zonas devastadas por desastres naturales, se encuentran en Valencia ayudando a buscar desa­parecidos entre la inmensa maraña de coches y casas destruidos, en pueblos y carreteras sepultados bajo miles de toneladas de lodo que arrasó la Depresión Aislada en Niveles Alto (DANA) el pasado 29 de octubre.

Cuando estás en un lugar así, con tanta destrucción alrededor, pero también con tanta fuerza solidaria para ayudar y aliviar a los más afectados, al final tu cuerpo pertenece a ese espíritu colectivo y de ahí salen las fuerzas para trabajar sin parar durante jornadas de más de 12 horas, explicó Héctor Méndez, el topo mayor y a quien llaman El Chino, que a sus 78 años ha visto muchos escenarios parecidos.

Los 12 brigadistas mexicanos llegaron a Valencia el 5 de noviembre, en un vuelo financiado íntegramente por la línea aérea Iberia, pues este grupo de rescatistas especializados, que quizá sea de los equipos más experimentados en siniestros de gran escala, se sostiene con donaciones y ayudas.

Una vez en Valencia, se sumaron otros ocho voluntarios, algunos ya experimentados y otros que se formaron sobre el terreno, entre ellos cuatro jóvenes de Barcelona y Canarias.

Los Topos Aztecas, con su uniforme naranja, llevan un equipo ligero de respuesta inmediata, en el que hay cuerdas, picos, palas, martillos, hachas, sierras eléctricas, tanques de oxígeno, camillas y unos palos de bambú que, en el caso de Valencia, sirven para perforar el lodo y buscar indicios de personas sepultadas.

En entrevista con La Jornada, Héctor Méndez explicó: nosotros buscamos a gente con sus nombres y apellidos, por eso estamos siempre en contacto con algún familiar, porque queremos que ellos no pasen por el trance de tener que buscar a sus seres queridos y ahí es donde entramos nosotros.

Este grupo de rescatistas mexicanos se ha ido ganando prestigio internacional con los años y por sus intervenciones en desastres naturales en los rincones más inhóspitos del planeta. De ahí que también tienen la certificación de organismos internacionales como el Grupo Asesor Internacional de Operaciones de Búsqueda y Rescate de la ONU.

Esta es una misión de vida en la que llevo casi 50 años. Yo he visto pasar en México a siete presidentes de la República, a veces nos han apoyado, otras veces no, por ejemplo el presidente López Obrador nos ayudó mucho para ir al tsunami de Indonesia, pero en esta ocasión nos vinimos a España sin el respaldo del gobierno, de hecho ni siquiera lo pedimos por la premura del operativo, explicó El Chino.

Localización de los hermanos Rubén e Izán

Durante su estancia en Valencia, el grupo de Topos Aztecas participó en una de las búsquedas más duras de la tragedia provocada por las lluvias torrenciales y que hasta la fecha tiene un saldo de 219 fallecidos, 15 desaparecidos y decenas de miles de damnificados: la de los hermanos Rubén e Izán, dos niños de tres y cinco años que fueron arrastrados por la riada después de que un camión de gran tonelaje se estrelló en su vivienda y la destruyó parcialmente, lo que provocó que el agua entrara de forma violenta.

Su padre intentó salvarlos, pero la fuerza del agua los arrancó de sus manos. “Esa búsqueda me tocó especialmente porque me hizo revivir una desgracia casi idéntica en México, en Guerrero, el 4 de abril de 2004, en el que también buscaron y encontraron sin vida a dos hermanos de tres y cinco años, además uno de ellos también se llamaba Rubén. Esas cosas lo motivan a uno a trabajar sin descanso, a no parar, pero también nos inspira mucho la implicación de los jóvenes españoles voluntarios, que están trabajando durísimo. Son un ejemplo, describió Méndez.

El grupo de rescatistas mexicanos inicia su jornada a las 9 de la mañana, que es cuando ya están vestidos y desayunados para adentrarse en el lodo, coches, restos de casas y edificios, para encontrar alguna pista que los lleve al paradero de las personas que buscan.

A veces cae la noche y no encuentran nada. Otros días sí hay suerte, gracias a su forma de rastrear y a su experiencia. Aunque sea por haber dado algo de alivio a sus familiares, sólo por eso ya ha valido la pena todo este esfuerzo, dijo El Chino, que a su edad siempre es el primero en levantarse y el último en dormirse; por algo es el topo mayor.