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La soberanía nacional crece
T

odos los días nos damos cuenta, a veces no, de lo mucho que tenemos por aprender. Los sindicatos, las organizaciones no gubernamentales, las asociaciones en favor de la paz mundial y de la local, los movimientos por el alto el fuego en muchos lugares y grupos que la ciudadanía forma para enfrentar las agresiones de todo tipo, como las que lanzan el presidente electo de Estados Unidos y su amigo Elon Musk; nos mantienen alerta y estimulan la búsqueda de mejores armas de defensa ciudadana.

Al parecer, a estos dos millonarios, autoposicionados como casta divina financiera, les encanta espantar a la gente; eso les da poder. Aunque si analizamos la situación en el caso del aumento de los aranceles a los productos mexicanos, esta amenaza directa es poco probable de llevar a cabo.

La gente malvada está en todas partes y la ciudadanía ha aprendido a cerrar filas para no ser agredida. Por ejemplo, las redes sociales progresistas se han multiplicado para informar los asuntos que son silenciados por las empresas televisivas privadas.

Han logrado desmentir en corto tiempo, por ejemplo, las barbaridades que difunden las televisoras nacionales en contra de la Guardia Nacional, el Ejército y, también, de la Marina. Y en la mayoría de las veces han ganado la razón y la verdad. Un ejemplo de ello es el triunfo de la reciente ley judicial, decretada por la necesidad manifiesta durante sexenios, que exigía una renovación total en la estructura del Poder Judicial. Durante años no se supo qué pasó con la justicia pronta y expedita.

No sólo es cambiar o modificar leyes por capricho ciudadano, como lo han calificado las bancadas Mcprianistas, sino que es un derecho logrado con grandes esfuerzos de la población en contra de esas viejas prácticas torcidas que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha llevado a cabo al aplicar las leyes según su conveniencia.

Durante sexenios anteriores, la SCJN ha favorecido al mejor postor. Las injusticias cometidas por el personal judicial, en todos sus niveles, convirtió a la Suprema Corte en un poder cuestionable y sin la confianza profesional a la hora de juzgar y de dictar sentencias. Los jurados de la Santa Inquisición y de la Suprema Corte compitieron en la cantidad de injusticias y absurdos llevados a cabo en contra de ese principio importantísimo de justicia pronta y expedita. Aunque todavía podemos aseverar que la Inquisición les ganó en la rapidez para condenar injustamente.

¿Qué podemos esperar de la actual SCJN cuando se trate de defender la soberanía económica, la energética, la industrial y especialmente la científica ante las arremetidas de los millonarios Trump-Musk, que nos ven como más mortales que ellos?

El T-MEC se ha perfilado como un campo de tiro al blanco o un campo minado para México, donde los enormes intereses estadunidenses y canadienses se frotan las manos para dar el primer zarpazo a nuestra participación. Sin embargo, confiamos en la estrategia que han llevado a cabo primero el ex presidente López Obrador y actualmente la mandataria Claudia Sheinbaum. Hasta el momento, ha quedado clara la política llevada a cabo para cumplir con este compromiso y obtener de este tratado los mayores beneficios para nuestro país.

Por otro lado, con el avance de la tecnología del país, el respaldo a la soberanía creciente, se perfilan metas prometedoras que, tarde o temprano, ayudarán a consolidarnos como una sociedad avanzada, informada y participativa en las decisiones del gobierno.

Nos referimos al proyecto tecnológico que mostrará al gobierno de Sheinbaum como uno de mayor accesibilidad, transparencia y eficiencia en todos sus aspectos. Los trámites, casi de cualquier tipo, tendrán resultados con menor tiempo de gestión para todas las personas que lo necesiten. Sheinbaum y Pepe Merino demuestran que la digitalización es el medio de información de mayor importancia, hasta el momento, así como método poderoso, que logrará cerrar brechas y acercar a la ciudadanía al gobierno.

La digitalización de la vida común será un medio para combatir la corrupción. Quienes delinquen tendrán menos posibilidades de vivir de las conductas ilícitas. Aunque las mafias de alguna forma encuentran salidas para romper las leyes, la digitalización tiene algoritmos y fórmulas que son verdaderos candados para la gente que vive de los vicios antisociales.

Muy pronto, la Ley General de Simplificación y Digitalización será un obstáculo para la burocracia y las extorsiones. Aunque dudamos que los millonarios aludidos conozcan del respeto a la ética y a la soberanía tecnológica, tendrán que respetar, sí o sí, todos los compromisos que integran el T-MEC.

Tendrán, además, que aceptar la independencia y soberanía del gobierno de Sheinbaum, quien les demostrará que, aun con las enormes diferencias monetarias, el mandatario estadunidense y la presidenta mexicana están al mismo nivel: presiden un gobierno y los respalda la mayoría de votos.

(Colaboró Ruxi Mendieta)

X: @AntonioGershens