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Una buena y una mala
U

na buena y gran noticia: El proyecto de ampliación de las redes ferroviarias de pasajeros es más que gratificante, ya que la posibilidad de ver a los trenes recorriendo el país, es una señal de desarrollo y crecimiento para la población.

Al final de cuentas, el empresario saqueador profesional y ex presidente Ernesto Zedillo no se saldrá con la suya, porque los trenes están regresando. Y no sólo se trata de una posibilidad de mejorar el ambiente, también se beneficiarán miles de personas, pues aumentan las posibilidades de incrementar el comercio, el intercambio y el rencuentro social.

Se trata además de un sentido reconocimiento a todas aquellas personas que dieron la lucha durante años por defender nuestro patrimonio. Muchos sufrieron persecución, cárcel y atentados a la integridad física y mental por mejorar las condiciones del gremio ferrocarrilero. Sin duda, este fue un episodio admirable de la histórica lucha sindical, con el inolvidable Valentín Campa.

La conexión del país a través de los ferrocarriles será de gran utilidad para el desarrollo de toda la población, en general. Son múltiples las posibilidades de utilidad. Mejorarán tantos aspectos sociales y económicos como lo decida el público usuario.

Tenemos múltiples ejemplos del enorme apoyo de los trenes a nivel mundial. En Europa, Asia, África y Norteamérica son parte de la movilidad principal. Recordemos los trenes hospitales, los que llevan alimento y medicamentos a lugares distantes, incluso los trenes escuela, en fin, son muchas las posibilidades.

Decíamos en el artículo ¿Otro aeropuerto o más ferrocarriles? de La Jornada del 29 de julio de 2018 que, a los que han hecho negocios, directamente o por convenios amañados con el nuevo aeropuerto Benito Juárez de la CDMX, les urge terminarlo a como dé lugar. Hoy, en el año 2019, se padecen los errores de la mala construcción de ese proyecto. Pero, además, no mejoró en nada el aeropuerto en su conjunto y, sí fue una pérdida monetaria muy grande. La opción era la reactivación de los trenes. Pero, los gobiernos neoliberales no tenían en cuenta las necesidades de la población, lo que les urgía era concretar sus negocios turbios.

El débil argumento de estos gobiernos era que los trenes tardan mucho más tiempo que los aviones. Tal vez no se enteraron que ya en otros países estaban utilizando los trenes eléctricos de gran velocidad.

Los trenes rápidos serán la gran novedad para la población mexicana y, a largo plazo, el gasto invertido se convertirá en un gran ahorro para la economía familiar usuaria, como para el gobierno y para los que vienen.

Sabemos que China ha presentado una buena propuesta de inversión en el país. Tanto Rusia como otros países de Europa pueden otorgar a México el apoyo tecnológico en cuanto a la fabricación de trenes de alta velocidad. Sólo es cuestión de estudiar propuestas y aprovechar las experiencias de otros países.

Sabemos también que México se encuentra en buenas condiciones económicas para invertir y, como ya hemos dicho, arriesgar para encontrar el beneficio es lo indicado. El pueblo mexicano merece mejores opciones de transporte. Una parte del atraso es la imposibilidad de viajar largas distancias en un tiempo más corto. Desde el punto que se quiera observar, los trenes son una solución inteligente.

La noticia mala. Quienes hemos estado en defensa del desarrollo de la ciencia en el país, tenemos la preocupación de que se desoiga la necesidad de abrir el panorama de posibilidades para la muy urgente transición y soberanía energéticas.

Los seudoambientalistas que han criticado la fuente nuclear, sin fundamentos y sólo por posición anti uranio, deben estar muy contentos porque piensan que ya van a sepultar esta área de la ciencia física. En su lucha constante, y más bien bravucona contra la ciencia, muestran profunda ignorancia sobre el tema. Atrasar el desarrollo de las fuentes limpias sólo los sitúa del lado del fanatismo de las corrientes anticientíficas.

Hablar de la energía nuclear es considerar la urgencia de dar pasos más concretos hacia la transición energética. La ciencia ha avanzado en el control de los desechos propios de la utilización del uranio. La energía nuclear es una opción posible, tangible y segura de proveer energía eléctrica, además de todos los usos en otras áreas de la industria, de la medicina y otros rubros.

Entendemos la preocupación general por los riesgos de la industria nuclear, pero todas las fuentes conocidas hasta ahora tienen riesgos.

El paso más seguro es ampliar la información de lo que es el uranio, el plutonio, el hidrógeno en la industria, lo que es el dióxido de carbono y todo lo necesario para que la población se entere de lo que es la ciencia y cómo debemos actuar para que nos beneficie.

Por otro lado, se ha avanzado significativamente en el control de los desechos del uso del uranio y de otros elementos. En el país seguiremos investigando para buscar la mejor solución a la falta de fuentes alternativas para proveer de electricidad al país. Sobre todo si estamos esperando a que la nación se desarrolle y crezca con mayor rapidez, de forma segura y con menor gasto.

Confiamos en que la doctora Claudia Sheinbaim, como nuestra primera mandataria y, además, como destacada científica y ambientalista, ejercerá su papel de estadista nacionalista apoyando el trabajo que durante décadas, y siempre con el mínimo presupuesto, hemos venido realizando como gremio nuclear. Nuestro papel de promotores de la transición energética a través de la industria nuclear continuará con el apoyo y estímulo de la mandataria. Sabemos que el futuro de la ciencia de México cuenta con el apoyo del gobierno de la 4T.

(Colaboró Ruxi Mendieta)

X: @AntonioGershens