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Entusiastas asistentes y la OSM festejaron en las Islas de CU 114 años de la UNAM

El maestro Raúl Aquiles Delgado dirigió el variado y tradicional repertorio de concierto

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▲ El concierto arrancó con el Himno deportivo de la UNAM, y cerró con un estruendoso: ¡Goya, Goya! ¡Cachún, cachún, ra, rá!.Foto Pablo Ramos
 
Periódico La Jornada
Domingo 22 de septiembre de 2024, p. 3

El rugido puma resonó a todo volumen este sábado en las Islas de Ciudad Universitaria (CU), donde la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) celebró su 114 aniversario con un concierto memorable a cargo de la Orquesta Sinfónica de Minería (OSM).

Con la batuta del maestro Raúl Aquiles Delgado, el acto reunió a cientos de personas en un ambiente donde la música y la cultura brillaron tanto como el sol de la tarde.

El calor no detuvo a los primeros visitantes, quienes comenzaron a llegar desde el mediodía. Jóvenes, adultos mayores e incluso personas en sillas de ruedas buscaban los mejores sitios bajo el sol implacable de 26 grados centígrados. Aunque sofocados, obtuvieron su recompensa cuando la orquesta inició un ensayo al aire libre para preparar el terreno. La emoción crecía con cada nota, y la multitud se convirtió en un mar de espectadores.

El concierto arrancó con el Himno deportivo de la UNAM, de Fernando Guadarrama, a cargo de los tenores José Luis Ordóñez y Alfonso Navarrete. Éste último grabó el tema como solista en 1978 con arreglos originales de Guadarrama.

La música continuó su curso con Sones de mariachi, de Blas Galindo, que avivó el espíritu de los presentes, mientras la suite de la película Redes, de Silvestre Revueltas, resonó con tal fuerza que arrancó prolongadas ovaciones. Las notas del compositor, célebre en México como en toda Latinoamérica, dejaron una marca profunda en los espectadores, quienes no dudaron en manifestar su admiración.

Uno de los momentos más esperados llegó con el Danzón 2, de Arturo Márquez, descrito por Aquiles Delgado como la obra mexicana más interpretada en el mundo. Un niño pequeño, con sus movimientos improvisados, se robó el espectáculo por algunos minutos, lo que provocó ovaciones dedicadas a su espontáneo y alegre baile.

Otro momento memorable ocurrió cuando la orquesta tocó Huapango, de José Pablo Moncayo, pieza que nunca deja de emocionar a los melómanos mexicanos. Con cada acorde, el legado del pianista y percusionista seguía vivo.

A las 15 horas, una brisa fresca suavizó el ambiente, y el concierto entró en una nueva fase cuando sonaron las primeras notas del Tema de Hedwig, de la famosa saga de Harry Potter, compuesto por John Williams. El maestro Delgado parecía un mago que agitaba su batuta y transportaba a los asistentes al mundo de Hogwarts, mientras los celulares capturaban cada instante.

Pero la sorpresa no concluyó ahí. La OSM deleitó a la multitud con otra joya de Williams: La marcha imperial, de La guerra de las galaxias, lo que provocó sonrisas y nostalgia entre los seguidores de la épica saga.

Cuando todo indicaba que la presentación había llegado a su fin, el maestro Delgado regresó al escenario para anunciar que la fiesta aún no terminaba. La orquesta cerró con Mambo 8, de Dámaso Pérez Prado, tema que desató los últimos pasos de baile entre los asistentes.

La UNAM siempre ha tenido un papel fundamental en la difusión cultural. Sus orquestas, agrupaciones e instituciones están a la vanguardia. Para la OSM es un honor formar parte de este acto, ya que la casa de estudios ha sido gran patrocinador de la cultura, señaló Raúl Aquiles Delgado en entrevista con La Jornada.

Nos gustó mucho que los asistentes disfrutaron junto con nosotros la música mexicana, su música, nuestra música, añadió.

La jornada culminó de la única manera posible: con un estruendoso ¡Goya, Goya! ¡Cachún, cachún, ra, rá!, lo que unió a miles de almas en un hito cultural para la historia de la máxima casa de estudios.