Lima. Este homenaje es una ofensa, dijo María Carbajal, una de las miles de mujeres esterilizadas a la fuerza en el marco de un programa de Alberto Fujimori para reducir la pobreza, luego de que la presidenta Dina Boluarte decretó tres días de duelo nacional por la muerte del expresidente (1990-2000).

No odiamos a Fujimori, pero una cosa es dignidad y memoria, señaló Carbajal, que fue esterilizada a los 26 años tras dar a luz a un hijo.

Políticos de derecha y seguidores que acudieron desde diferentes puntos de Perú, desfilaron en el velatorio –transmitido en vivo por algunos canales de televisión– del político que murió sin pedir perdón a sus víctimas y en libertad, gracias a un indulto humanitario.

Es una vergüenza porque estás reconociendo a alguien al que el propio Estado condenó por graves crímenes, expuso a una radioemisora local Gisela Ortiz, hermana de un estudiante asesinado en la época de Fujimori, quien fue sentenciado en 2007 a 25 años de prisión por ser autor mediato del asesinato de 25 personas, entre ellos un niño. Su mandato estuvo marcado por matanzas que cometieron grupos militares secretos y denuncias de corrupción.

En el año 2000 huyó a Japón tras la difusión de videos que mostraron a su más cercano asesor entregando fajos de dinero a legisladores, empresarios y magistrados para que apoyaran al gobierno.

Ya está muerto, el señor se fue sin pedir perdón a los familiares, ha sido una burla para nosotros, sostuvo sollozando a la agencia Afp Gladys Rubina, hermana de una de los 15 ultimados en Barrios Altos, el 3 de noviembre de 1991.

La vicepresidenta de la Asociación de Familiares Asesinados Perseguidos, Adelina García, indicó que Fujimori se fue con su conciencia muy sucia porque se llevó las lágrimas de muchas personas.

Siguen juicios penales que lo involucran

Activistas de derechos humanos aseguran que con la muerte de Fujimori no terminan los procesos judiciales por los crímenes cometidos durante sus 10 años en el poder y tres elecciones ganadas, ya que no fue el único responsable.

Perú vive en constante incertidumbre, con disputas entre los poderes de Estado que han generado destituciones y renuncias de hasta seis presidentes en los últimos siete años. Casi todos ellos fueron investigados por corrupción o abusos de poder y cuatro estuvieron en prisión; dos de ellos siguen tras las rejas.

Keiko Fujimori, hija del ex mandatario –que se postuló sin éxito tres veces a la presidencia– había anunciado en julio que su padre sería el candidato en los comicios de 2026, un derecho que Fujimori no tenía, debido a que la ley peruana prohíbe contender en política a los condenados por corrupción y a quienes no han pagado su reparación civil, como era su caso.