Un socavón de dos metros de diámetro y cuatro de profundidad se formó hace tres semanas en la pista de corredores El Sope, en la segunda sección del Bosque de Chapultepec, el cual está semicubierto por una membrana geotextil bajo la gravilla de tezontle y que se observa que continúa por debajo del piso más de medio metro, hacia la vialidad contigua del Circuito Bosques.

En un recorrido, se observó también deslizamiento de gravilla y formación de surcos por las corrientes pluviales que bajan por la pendiente del terreno hacia el Paseo Cósmico, donde el pasado martes un eucalipto de 15 metros de altura cayó y dañó la reja perimetral.

Entrenadores de dicho lugar comentaron que en los pasados cuatro meses las lámparas de la pista no se encienden por las noches, lo que impide a quienes realizan sus actividades por la tarde-noche permanecer en las instalaciones una vez que se oscurece, alrededor de las 19:20 horas.

Pilar Mondragón y Jesús Ortiz, usuarios habituales de El Sope desde hace más de 40 años, consideraron que después de la pandemia el mantenimiento de esa área decayó, no sólo en la pista, donde señalaron varios puntos de la membrana geotextil expuesta, con desgarres incluso en algunas partes que, sumados a los surcos que forma el agua, podrían ocasionar lesiones a los corredores.

El titular de la Subdirección Técnica del Bosque de Chapultepec, Martín Aguilar Cervantes, pidió paciencia a los corredores, que ya reventaron la cinta de precaución con la que se confinó el tramo afectado de la pista, y pasan a un lado de la oquedad, unos 20 metros adelante de la señalización de mil 400 metros de la pista dos.

El funcionario informó que la próxima semana se tiene programado un estudio más por recomendación de autoridades de protección civil a fin de conocer con más detalle la extensión de la cavidad y el procedimiento que se usará con los materiales adecuados para rellenarla.

Explicó que El Sope –nombrado así en reconocimiento al medallista Mario Pérez Saldívar, El Sope, quien creó en ese lugar un punto de encuentro de corredores en 1970 –se lee en una placa conmemorativa–, se asienta sobre las mismas minas que afectan el subsuelo de la zona, aunque no tan grandes como las que se han detectado en la colonia América, y que las intensas y prolongadas lluvias de esta temporada hicieron colapsar esa parte, pero podría ser más extensa de lo que se ve a simple vista, por lo que hace necesario realizar un estudio de geotecnia, que está previsto para la próxima semana.

Aguilar admitió que este año las lluvias nos han rebasado en el mantenimiento de la pista, pero que para recibir a diario de 2 mil a 4 mil corredores se mantiene como una de las pistas de más alto nivel y de acceso gratuito en un área pública.