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Tumbando caña

Identidades tunecinas en el son jarocho

L

as influencias o herencias africanas en el son jarocho han sido motivo de estudio por muchos investigadores. De los más serios y aplicados tenemos al maestro Antonio García de León Greco, quien señala que tales influencias se denotan en el punto de encuentro de las comunidades de África y América, las zonas de esclavos, asientos o concesiones portuguesas del siglo XVII y las reminiscencias muy claras de la música del Magreb.

Ikbal Hamzaoui, pianista, catedrática e investigadora musical tunecina, que ha recorrido los escenarios del mundo dando a conocer el stambeli, la expresión tonal más importante de su país, se hizo el propósito de encontrar esas posibles herencias africanas que podrían existir en el son jarocho. Este trabajo de investigación le llevó a las diferentes regiones de Veracruz en las que se da la música de jaranas, contrastandola con el stambeli tunecino hasta encontrar los elementos identitarios.

El son jarocho, como sabemos, es una expresión lírico-musical originaria de la región centro-sur del estado de Veracruz, el Sotavento, que aborda partes de los colindantes estados de Oaxaca y Tabasco, cuyo instrumental básico se compone de una serie de aparatos de cuerda y de percusión.

Por su parte, el stambeli es un género musical propio de Túnez (norte de África), cuyo origen viene de los descendientes de esclavos y migrantes subsaharianos, cuya música y canto están asociados a ritos animistas. Los principales instrumentos musicales son el laúd de tres cuerdas conocido como gumbri y el shqashiq, una especie de serpentinas de metal que suenan como cascabeles. El repertorio musical le sirve a un conjunto de canciones llamadas silsla o nûba por las que invocan a santos y espíritus.

Vincular una expresión tan antigua como el stambeli con el tradicional son jarocho se convirtió en obsesión para Ikbal. Viviendo en Túnez ya contrastaba ambas expresiones y las ponía a prueba.

“Cuando mis padres, familiares o amigos llegaban a mi casa les hacía escuchar los discos de son jarocho y ellos me preguntaban si era stambeli. Recuerdo que en varias ocasiones mi madre me dijo que quería bailar porque esta música le era familiar. Esta situación se repitió con mi tía, quien llegó una mañana en que escuchaba el son El coco y comenzó a bailar, diciéndome que esta música le recordaba el stambeli”.

Eso mismo puso en práctica con sus alumnos de los institutos Superior de Artes de Gafsa, Superior de Música y Teatro de Kef y Superior de Música de Túnez, al hacerles escuchar música jarocha, antes del inicio de clases, quedando sorprendidos y preguntándose si era stambeli.

“Esas apreciaciones espontáneas del son jarocho como parecido al stambeli que hicieron mis paisanos tunecinos y mis alumnos, me animaron a continuar con el trabajo de investigación. Mi primera estancia en Veracruz, en el verano de 2010, me permitió tener una idea de los diferentes estilos y espacios del son jarocho y ver que variaban mucho de una región a otra. Pude ver tres estilos, el del Puerto de Veracruz, el de Tlacotalpan y el de la región de Los Tuxtlas. Al escuchar el son jarocho del Puerto de Veracruz no encontré semejanza con el stambeli. En este el tempo de los sones es más rápido que del stambeli. Viajé entonces al pueblo de Santiago Tuxtla, donde encontré los ambientes que se recreaban en los discos que había escuchado.

“Estando en los talleres de son jarocho en San Andrés Tuxtla, hice escuchar a los músicos el stambeli, en particular, la nûba de Sidi Marzug. Cuando los ahí presentes oyeron aquello quedaron sorprendidos y dijeron que esa música era muy parecida a la del Toro zacamandú.

“En mayo de 2014 invité al grupo de son jarocho Mono Blanco a Túnez para un concierto en el Centro de Músicas Árabes y Mediterráneas y aproveché la oportunidad para organizar una reunión entre los integrantes del conjunto mexicano con músicos de Stambeli: Belhassen Mihoub en el gumbri, y Noureddine Jouini en los Shqashi. Los ejecutantes de Mono Blanco declararon después de esta reunión que la cuestión de los vínculos entre el stambeli y el son jarocho era obvia y que encontraron en el género tunecino elementos que podrían ser de los ingredientes originarios del son jarocho.”

Este encuentro de dos universos musicales a la vez tan cercanos y tan distantes se podrá disfrutar el próximo 31 de agosto en un concierto en el Palacio de Bellas Artes en el que, precisamente, estará Mono Blanco, con músicos tunecinos dirigidos por LeoMbri, acompañados del pianista cubano Omar Sosa, del percusionista venezolano Gustavo Ovalles y del músico puertorriqueño Pablo Hernández.