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Público y músicos se sumergieron en los acordes de la cantata Sueños

Ayer se llevó a cabo en el Complejo Cultural Los Pinos el concierto de la obra de Arturo Márquez con la Orquesta Escuela Carlos Chávez

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▲ A la conmovedora experiencia asistió gente de todas las edades. Al final, el maestro Márquez recibió el reconocimiento de decenas de personas. Además de la orquesta, participaron el Coro Sinfónico y el Ensamble Escénico Vocal del SNFM; dirigió Eduardo García Barrios.Foto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Lunes 19 de agosto de 2024, p. 3

Cientos de personas experimentaron algo que pocas veces se vive como público: estar dentro de la orquesta durante un concierto.

Una conmovedora experiencia de integración ocurrió en el concierto de la cantata Sueños, que al mediodía de ayer se realizó en el Complejo Cultural Los Pinos, idea en la que concordaron tanto asistentes y músicos de la Orquesta Escuela Carlos Chávez, como el compositor de la obra, Arturo Márquez.

Durante casi una hora, los asistentes atestiguaron cómo surge la música mientras canto y acordes se unifican. Unas 400 personas se veían arrobadas al estar ubicadas entre las secciones instrumentales o justo detrás de ellas. Podían ver a detalle la pericia de los intérpretes.

Márquez contó a este diario que es una experiencia maravillosa tener una enorme obra, con coro, gran orquesta y solistas, y ponerla en este formato, en el que el público forma parte del todo.

Durante el concierto, el compositor compartió la conexión: cantaba y movía los dedos de la mano izquierda como si estuviera al piano.

Al final de la presentación, el también músico recibió las felicitaciones, reconocimiento y cariño de decenas de personas. El pianista explicó que la cantata es mucho más grande, pero la redujo a cinco movimientos.

Es, añadió: fuente inagotable de sueños. Tenemos que seguir luchando por ellos, aunque algunos sean imposibles. Se trata de que los músicos, el coro y el público se unan a muchos de nosotros en el gran sueño de perseguir y lograr nuestros ideales.

Recordó que la obra cumple 20 años, pues en 2004 propuse al gran poeta Eduardo Langagne que se uniera a muchas ideas que yo tenía de hacer una cantata que tratara sobre los sueños guajiros, de Martin Luther King, Gandhi, Guillermo Velázquez y Cristovam Buarque.

Mensaje de lucha por los ideales

En su momento, las ovaciones de pie representaron el placer y poder de encantamiento que se verificó en la cancha de tenis de la antigua residencia presidencial. El recital fue transmitido vía streaming a través de la página en Facebook de la Secretaría de Cultura federal.

El domingo ocurrió la fascinación de jóvenes, niños y adultos que recibieron una obra cuya potencia reúne también un mensaje de lucha por ideales, de persecución de los anhelos de justicia, libertad, paz, bienestar y respeto al medio ambiente.

Se expusieron las ideas de Mahatma Gandhi, Martin Luther King, el jefe amerindio Seattle, Cristovam Buarque (ministro de Educación de Brasil en 2000) y el músico mexicano Guillermo Velázquez, sumadas a la potencia y persuasión de la música y las voces.

Los niños en el pequeño foro, antes destinado al disfrute de mandatarios, se vieron cómodos y conectados con el ambiente: una niña miraba al techo extasiada mientras balanceaba su pequeño cuerpo al ritmo de los violines a su lado. Un poco más allá, un bebé se arrullaba en brazos de su madre en medio de la potencia sonora reinante.

Una mujer mayor vivía, junto con una adulta y su hijo, el embeleso minutos después de concluir el concierto. Las dos estuvieron de acuerdo en la maravilla que significó estar en ese momento. Me sentí integrada, expresó una. La otra terció: experimenté formar parte de un círculo y saber la valía de nuestro país y la paz. Refirió que su hijo disfrutó la música y estuvo conectado con ella, moviéndose al sonido grave de los violonchelos que estaban a su alrededor.

Una experiencia totalmente diferente

El joven violonchelista Osvaldo Robles destacó que fue una gran experiencia “poder compartir con la gente, más que nada que se sientan parte de nosotros.

Es algo que atrae al público, una experiencia totalmente diferente a escuchar un concierto en un formato tradicional, que a muchos se les puede hacer no tan llamativo.

El músico, quien se dijo muy fan de Arturo Márquez, comentó que tener a alguien sentado al lado tuyo es una experiencia muy padre al ver a la gente emocionada. Hay personas que se ponen a dirigir, a cantar y algunas lloran. Me parece muy conmovedor.

Además de la orquesta, participaron el Coro Sinfónico y el Ensamble Escénico Vocal del Sistema Nacional de Fomento Musical (SNFM), la mezzosoprano Coral Sabrina Díaz Huerta, el barítono Marcos Eduardo Herrera Manrique; de narradora fungió Lily Márquez; y todos, concertados por el director artístico Eduardo García Barrios.