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No quisimos hacer política, sólo poner a roquear a metaleros de países socialistas

Con gira, Iron Maiden celebra 40 años de su presentación en Europa del Este

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▲ La banda en su concierto en Praga. Los metaleros anunciaron que tocarán también en México el 20 de noviembre en el GNP.Foto tomada del sitio web del grupo
The Independent
Periódico La Jornada
Martes 13 de agosto de 2024, p. 8

Iron Maiden fue la primera banda de rock occidental en presentar un espectáculo de gran producción detrás de la cortina de hierro (Europa del Este) tras la guerra fría, como parte de la gira World Slavery, de 1984.

Ese telón había caído y se dio la oportunidad de hacer realmente feliz a un número significativo de personas, dice el cantante Bruce Dickinson, para promover su álbum Powerslave, al tiempo que recuerda con The Independent ese gran espectáculo que llevaron a seis ciudades de Polonia y Hungría, el cual cumple 40 años esta semana.

Iron Maiden, banda gurú del heavy metal, que regresará a México con su gira Future Past World Tour el 20 de noviembre en el estadio GNP, recuerda la primera incursión de un grupo occidental en el bloque socialista de Europa.

“No fue un acto político en absoluto, sino un show para entretener a algunos seguidores. Se pudo considerar político. A veces la gente sólo quiere divertirse, pero únicamente querían roquear, y para eso estábamos allí”, asegura Dickinson.

En Europa del Este Maiden simbolizó una chispa esperanzadora de unidad y entendimiento entre Oriente y Occidente. A pesar de que las letras de sus rolas fueron catalogadas de antisoviéticas por las autoridades rusas por temas como 2 Minutes to Midnight, estos ingleses de pelo largo sólo estaban allí para propagar una plaga de maldad occidental; entonces se supo que sólo querían roquear.

Tal era (y sigue siendo) el amor de Europa del Este por el hard rock y el metal, que muchas de las canciones de protesta y una contracultura juvenil que rechazaba la amenaza nuclear de la guerra fría surgieron del metal. Cuando el Muro de Berlín cayó, en 1989, muchos metaleros argumentaron que Wind of Change, de The Scorpions, ayudó a derribarlo, con Iron Maiden haciendo las primeras grietas.

Viajar en bombardero

La banda estaba allí con el fin de hacer música para miles de fanáticos excluidos del caos del metal occidental. Sentimos que era injusto que los que estaban detrás del muro, por así decirlo, no pudieran vernos, así que tuvimos que tratar de llegar a ellos, dice el mánager del grupo, Rod Smallwood.

Piratearon casetes y así es como la gente se dio cuenta de cuáles eran las canciones, afirma Dickinson. Se reunían en los bares y en sus habitaciones y se ponían a escucharlas.

Aunque se les prohibió tocar en Checoslovaquia, los permisos para presentarse en Polonia fueron sencillos de conseguir; sin embargo, esto supuso un paso atrás en el tiempo. Fuimos a uno de esos antiguos aviones de pasajeros de la era soviética que en realidad tenían la posición de un bombardero o un navegante debajo de la parte delantera, agrega. Al bajar las escaleras había muchos tipos con armas, como si esperaran que algo sucediera.

Lo que pasó, cientos de metros más tarde, fue similar al triunfo de The Beatles en Estados Unidos. Todos nos subimos al autobús, uno de esos de diésel, y fuimos acosados, literalmente, recuerda. Salimos al frente de la terminal y había cientos y cientos de personas allí, todas con pancartas y banderas; todas vestidas con mezclilla y parches. Dondequiera que íbamos era así.

Los espectáculos fueron explosiones de entusiasmo reprimido, avivados por la primera vista de un espectáculo a escala de estadio en Europa del Este. “Siempre hay ese fervor. Fueron escenas increíbles. Era la primera vez que veían un gran show de verdad. Fue algo bastante innovador”, comenta el bajista Steve Harris, quien recuerda algunas presentaciones con una presencia militar aún más intensa. “En particular, en un concierto teníamos autos blindados, pero esas personas se dieron cuenta rápidamente de que no íbamos a corromper a los jóvenes ni nada por el estilo, y realmente querían ser parte de la presentación.

Estaban muy a favor de la libertad y estaban resentidos por la otra ocupación, dice Smallwood. Primero los nazis, luego los rusos.

Con toda la música para jóvenes, hay un sentido de rebelión, considera Harris.

Una cosa cierta acerca de la música metal es que es fundamentalmente escapista, asesta Dickinson. Nadie necesita que le digan que vive en una sociedad autoritaria, eso lo sabe. No les des sermones sobre eso, simplemente ve y dales un buen rato porque eso los va a animar más que cualquier otra cosa.

Sin embargo, hicieron todo lo que pudieron de actividades extracurriculares, según las llama Dickinson. Recuerda que se encontró en la parte trasera de una camioneta que se dirigía a una fiesta y fue detenido por la policía de Varsovia para comprobar si llevaban documentos. Otra noche, el grupo irrumpió en una boda en un hotel y fueron invitados al escenario para tocar con la banda de la casa. No estoy seguro de que tuvieran idea de quiénes éramos, asegura Dickinson, quien tampoco sabía quién era él mismo, pues ya había descubierto el vodka polaco.

Cuando el velo de las borracheras se despejó, el mundo que vio la banda era gris. Las cinco ciudades polacas en las que tocamos en ese momento tenían un ambiente muy descuidado, muy gris, pobre y, en cierto modo, bastante triste para un país tan orgulloso, comenta Smallwood. En un momento cruzamos la frontera al amanecer en nuestro autobús turístico. La niebla y los cables fronterizos de las torres de seguridad parecían sacados de una película de espías.

Harris recuerda haber visto una cola de 100 metros para comprar pan en Gdansk. Fue sombrío, coincide Dickinson. La historia de Polonia es trágica. Ha permanecido separado como país durante más tiempo del que ha estado unido, así que el hecho de que estén juntos de nuevo es increíble.

Los lugares en que tocaron aún tenían la sombra del dominio nazi. En un largo viaje a través de Checoslovaquia, su autobús turístico fue detenido tres veces por agentes de policía que exigían sobornos disfrazados de multas falsas por exceso de velocidad. Cada 20 millas más o menos, aparecían más y nos detenían y exigían más dólares estadunidenses, dice Smallwood.

El rock une países

No obstante que Smallwood describe el heavy metal como elemento unificador entre países y lenguaje universal... de amistad y libertad, la banda está dispuesta a restar importancia a cualquier efecto que la gira de Powerslave pudiera haber tenido en la reducción de la brecha entre Oriente y Occidente.

No tuvimos que esforzarnos demasiado para construir el puente, señala Dickinson, sólo debimos construir la otra mitad para ir a encontrarnos con ellos. Los polacos tomaron su destino en sus propias manos; el muro cayó y todo el edificio de esa cosa autoritaria se desmoronó porque no tenía sustancia, no tenía base, nadie lo quería realmente. Europa del Este no lo quería.

Dickinson, licenciado en historia, es muy consciente de lo mucho que han retrocedido las cosas en los últimos años. Si miras un mapa de Europa ahora, se parece más a uno de 1914 que al de 2024, comenta. “La composición política, las presiones, los diferentes nacionalismos, todo asoma la cabeza. Espero que los líderes de los países occidentales no caminen sonámbulos hacia algún tipo de catástrofe, por que renunciando o tirando dinero a las cosas; en algún momento alguien tiene que ponerse de pie y decir: ‘esto tiene que parar y puede que tengamos que luchar’”.

Reconoce, sin embargo, la esperanza y la luz que la banda llevó a una generación de roqueros oprimidos que vieron su llegada como símbolo de un puño de hierro que finalmente se convirtió en cuernos de diablo (como el que hacen con la mano los metaleros).

“Para los jóvenes, la gente que quería tener alegría y color, el rock era realmente el sonido de la libertad –agrega–. Éramos conscientes de que habíamos marcado una gran diferencia en la vida de esas personas. Probablemente todavía estén hablando de eso.”

Traducción: Juan José Olivares