onald Trump representa una amenaza existencial para México, para los mexicanos y para los migrantes –cualesquiera que sea su estatus legal– en Estados Unidos. Creer ingenuamente que se puede domar a ese esperpento enloquecido ha sido refutado por la realidad. No sé qué sea peor: la maldad congénita de Trump, o la ingenuidad piadosa de quienes creen que pueden torearlo.
La falsa epifanía. En un ambiente cargado de religiosidad y radical evangelismo es claro que después del atentado, Trump llegó investido de santidad. San Donaldo esperaba convencer en los primeros 30 minutos de su plegaria, que lucharía por todos los estadunidenses. Una victoria con 50 por ciento de los electores, no es victoria dijo sabiamente. Pero acto seguido ese mentiroso serial se dedicó a asestarle a los oyentes una hora de la más rascuache versión del sheriff Wyatt en contra de los 50 por ciento restantes y muchos más.
La expulsión de mexicanos. Desde luego, el tema migrante es su piñata favorita, remembrando la expulsión de más de un millón de mexicanos con la operación Espaldas Mojadas en 1952. Regresaré a este tema en otra entrega porque nos proporciona importantes lecciones.
Elecciones en el mundo. En lo que va del año ha habido elecciones significativas. Ya comenté sobre las francesas, quiero ahora comentar sobre las elecciones en Gran Bretaña y en mi próxima entrega sobre las de India y Sudáfrica, y un poco sobre las elecciones al parlamento europeo.
Elecciones británicas. El dato relevante no es el triunfo laborista y el hundimiento de los conservadores después de 14 años de gobiernos fallidos. Lo decisivo es que con 33.8 por ciento de los votos, los laboristas se quedan con 63 por ciento de las 650 curules. El sistema electoral británico consiste en curules uninominales y en estos sistemas siempre se favorece al partido mayoritario. Pero la victoria es, a pesar de las cifras, tremendamente endeble. Habrían bastado 83 mil votos menos y bien repartidos en todo el territorio para que el resultado electoral se pareciera más a las elecciones francesas: un congreso sin mayorías claras, como señala la revista El Gran Continente del Grupo de Estudios Geopolíticos, un centro de investigación independiente cuya sede es la Escuela Normal Superior de París.
Los conservadores británicos. En cinco años el partido conservador pasó de 356 curules a 121, y de 14 millones de votantes a 6.7 millones. Fueron atenazados por la extrema derecha y por los diversos progresismos. Sólo 52 por ciento de los votantes de 2019 se mantuvieron fieles conservadores, en tanto que 23 por ciento se fueron con el partido del Brexit, comandado por Farage, mientras 20 por ciento se definió con laboristas o liberaldemócratas.
La extrema derecha. Aunque no tan poderosa como en Europa, es significativo que el partido de Farage haya entrado por primera vez al parlamento con 5 curules, incluso habiendo obtenido 14 por ciento de los votos. Podría ocurrir lo que ha pasado en partes de Europa y algunos países como Chile, donde la extrema derecha fagocita y captura a las derechas tradicionales.
Fin del bipartidismo. En general los sistemas bipartidistas han sido sustituidos, por congresos desarticulados sin mayorías. Se percibe, además, el ascenso de una extrema derecha autoritaria, golpeadora y antipluralista. En simultáneo, crece la desconfianza a las instituciones de la democracia liberal, sobre todo congresos y Poder Judicial. El hecho central es la volatilidad de los electores y la ausencia de identidades sociales. ¿Qué quieren decir hoy trabajadores, clase media,empresarios? Nuevos apelativos: crimen organizado, superricos, nómadas digitales o en tiempo real.
Las viejas identidades se desvanecieron, como lo predijeron hace siglos unos barbones y lo reiteraron en este siglo pensadores como Rosavallon, Rancière y Negri.
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