Washington. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se enfrentaba ayer a nuevos llamados de sus compañeros demócratas para que abandone su candidatura a la relección, tras una rueda de prensa que tuvo lugar el miércoles, en la que ofreció respuestas matizadas, pero en ocasiones tropezó con sus palabras.

No está claro que la actuación de Biden haya convencido a los escépticos de su partido de que es su mejor apuesta para derrotar al republicano Donald Trump en las elecciones del 5 de noviembre, así como servir otro mandato de cuatro años en la Casa Blanca.

El mandatario no tranquilizó del todo a quienes se asustaron por su pobre actuación en el debate presidencial contra Trump el 27 de junio y, hasta ahora, al menos 19 congresistas demócratas continúan presionando al mandatario para que permita al partido elegir a otro abanderado.

A los demócratas les preocupa que los bajos índices de aprobación de Biden y la creciente preocupación de si es demasiado mayor para el cargo puedan hacerles perder escaños en la Cámara de Representantes y el Senado, dejándoles sin control en Washington, si Trump gana la Casa Blanca; sin embargo, Biden dejó claro que no piensa dar un paso al costado.

Si aparezco en la convención y todo el mundo dice que quiere a otra persona, así es el proceso democrático, dijo Biden, pero no va a ocurrir. Ayer en Detroit, frente a una multitud fervorosa, insistió en que no abandonaría la carrera electoral y aseguró que Trump representa una seria amenaza.

El cónclave de su partido es del 19 al 22 de agosto.

En la conferencia de prensa del jueves se refirió a su vicepresidenta Kamala Harris como vicepresidenta Trump, apenas unas horas después de presentar al mandatario ucranio Volodymir Zelensky como presidente Putin en la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), provocando murmullos en la sala.

También dio algunas respuestas confusas, pero ofreció evaluaciones detalladas de la guerra de Ucrania con Rusia y el conflicto entre Israel y Gaza, que sirvieron como recordatorio de sus décadas de experiencia en el escenario mundial.

Aun así algunos de sus correligionarios no se mostraron tranquilos. El líder de la Cámara de Representantes, Hakeem Jefries, se reunió con el gobernante a fin de discutir toda la variedad de ideas, perspectivas sinceras y conclusiones sobre el camino a seguir, declaró después del encuentro, sin dar detalles y sin manifestar su apoyo públicamente.

Opiniones divididas sobre el octogenario

No obstante, luego de su conferencia de prensa ayer, el jefe de la Casa Blanca recibió el respaldo de James Clyburn, de Carolina del Sur, un influyente demócrata, quien aseguró que no debería abandonar su candidatura a la relección. Estoy con Biden vaya en la dirección que vaya, dijo en el programa Today de la NBC. También recibió el apoyo del gobernador de California, Gavin Newson, y del presidente de United Auto Workers, Shawn Fain.

Por otra parte, líderes europeos como el canciller alemán, Olaf Scholz; el primer ministro británico, Keir Starmer, y los presidentes de España y Francia, Pedro Sánchez y Emmanuel Macron, respectivamente, también expresaron su solidaridad al mandatario al final de la cumbre de la OTAN, celebrada en Washington. Mientras, Geert Wilders, cuyo partido de extrema derecha ganó las últimas elecciones en Países Bajos, se burló del mandatario estadunidense, publicando una foto de Volodymir Zelensky y Kamala Harris en X, con la siguiente leyenda: el presidente Putin se reúne con el vicepresidente Trump, en alusión a sus recientes lapsus.

Diversos medios europeos también editorializaron la coyuntura: el Frankfurter Allgemeine Zeitung alemán describió la rueda de prensa como una humillación, mientras el diario británico The Guardian calificó la actuación de Biden de dolorosa de ver.

En ese contexto, un sondeo de NPR/PBS publicado ayer reveló que Biden aventaja a Trump con 50 por ciento frente a 48 por ciento de la intención de voto, un leve aumento respecto a su posición antes del debate.

Niega juez a Giuliani protección financiera

Del lado republicano, un juez federal de Estados Unidos desestimó ayer la solicitud de protección por quiebra presentada por Rudy Giuliani, ex alcalde de Nueva York y abogado de Trump, abriendo el camino para que sus acreedores puedan cobrar los 148 millones de dólares que adeuda por concepto de daños y perjuicios varios.

Giuliani fue condenado por difamar a Ruby Freeman y Shaye Moss, dos trabajadoras a las que acusó de amañar los resultados electorales en el estado de Georgia en 2020.