La violonchelista israelí-estadunidense Inbal Segev encabeza los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Minería (OSM) este fin de semana en la sala Nezahualcóyotl con el Concierto para chelo no. 2 de Joseph Haydn, uno de los grandes maestros del periodo clásico.

He tocado este concierto alegre desde que era adolescente, y ahora es parte de mí, dice en entrevista sobre esta pieza que bajo su arco vibró en Israel, Estados Unidos y en Japón, en diferentes momentos de mi vida; creció conmigo.

Escrito alrededor de 1783 por el compositor austriaco, es una obra muy transparente, técnicamente difícil, pero que debe sonar sin esfuerzo; muchos violonchelistas le temen debido a esta transparencia. También se emplea en audiciones, porque aquí uno no puede esconderse. En sus redes sociales compartió varios videos con fragmentos de esta obra para promocionar su participación en el segundo programa de la orquesta mexicana.

La visita de Segev marca el inicio de los momentos destacados de sus presentaciones del verano, elección que surgió del deseo de destacar que la orquesta de Minería es excelente y es impresionante la lista de importantes solistas que encabezarán los programas a lo largo de la temporada, afirmó en la entrevista concedida a este diario.

Hoy a las 8 de la noche y mañana al mediodía, el público tendrá oportunidad de constatar el sonido de la invitada y los músicos de la agrupación, quienes estarán encabezados por el director huésped José Luis Gómez Ríos en la sala del Centro Cultural Universitario.

Entre los videos y fotos de su perfil personal en Facebook, con frecuencia aparece con el cuerpo inclinado, la cabeza en diagonal y los ojos cerrados, explica, para ayudar a concentrarse en la música, porque “apagar nuestros otros sentidos puede ayudar a escuchar mejor.

Inbal Segev es un caso prodigioso, pues comenzó a tocar el instrumento de cuerdas a los cinco años; tres años después encabezó su primer concierto. A la edad de 16 fue invitada por el renombrado violinista Isaac Stern a continuar sus estudios en Estados Unidos, donde lo hizo en la Universidad Yale y la Escuela Julliard.

Con el álbum Dance, gracias a las composiciones de Anna Clyne, alcanzó un hito de la música clásica al alcanzar más de 11 millones de reproducciones en la plataforma Spotify. Este éxito fue una sorpresa, aunque sabía que era un trabajo magnífico. Realmente capturó la imaginación de mi público de una manera que rara vez lo hace un trabajo nuevo.

Actualmente, está en promoción el disco The Blind Banister, lanzado a principios de este año, el cual grabó junto al pianista Timo Andres, quien además es uno de sus compositores favoritos. La música fue un encargo del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York; está inspirada en una de sus obras de arte. Representa el palacio y los jardines de Versalles, ubicado a las afueras de París. Esta obra es estadunidense, pero también tiene algunos adornos e influencias del barroco francés.

Segev es reconocida por su interpretación vibrante y su dedicación a la música contemporánea, al estrenar piezas y ella misma ser autora de varias.

Escribir e interpretar nuevas obras es una forma importante de avanzar la música clásica. No sólo debe reflejar como nos sentíamos los humanos hace 300 años, sino, más importante aún, cómo nos sentimos hoy. Sobre su incursión en la creación de sonidos, comenta que comenzó en la pandemia, lo cual es gratificante, y algunas obras ya se estrenaron.

“Ahora trabajo en la música para la película Follow Me, un documental sobre un sobreviviente del Holocausto, que es muy optimista, a pesar de lo que ha pasado.”