Lunes 8 de julio de 2024, p. 5
Transformar el mundo es lo más importante
para el economista Julio Boltvinik, quien al estudiar Teoría Crítica, aseguró, ha aprendido que no hay ciencias sociales en el sentido estricto
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En su opinión, las ciencias sociales no pueden ser ciencias duras, como la física o la química, porque en éstas se observa, se deducen reglas que después se pueden emplear, pero no permiten al individuo cambiar el funcionamiento de las partículas ni el movimiento del Sol y la Tierra.
“Entonces, ciencia pura no existe en ciencia social. Toda ciencia social es para transformar o no sirve para nada, y eso es lo que están enseñando las escuelas, no sólo de México, sino de todos los países; las escuelas de sociología… la economía siempre ha mirado más a la transformación, por eso hay mucha política económica y poca política social, antropológica o cultural.”
El investigador y colaborador de La Jornada hizo tales señalamientos como colofón de la presentación de su libro De la pobreza al florecimiento humano: Crítica de la economía política de la pobreza, al explicar que, como parte de su continúa insatisfacción y su hacer y rehacer intelectual, actualmente profundiza en el estudio de la Teoría Crítica a partir de la lectura de un libro escrito en 1970 por el filósofo húngaro György Márkus.
Respecto de su libro, coeditado por Siglo XXI Editores y el Colegio de México, precisó que es la traducción al español de la obra que publicó originalmente en inglés con la editorial británica Policy Press, en enero. Aclaró que éste es el primer tomo y que tiene de fecha límite para entregar el segundo el primero de agosto, a fin de que se publique a finales de año o principios del próximo.
La presentación de esta obra fue el martes en el auditorio de la librería de Siglo XXI, con una sesión de más de dos hora y media, en modalidad presencial y virtual, en la que participaron los especialistas Araceli Damián, Linda Llamas, Máximo Jaramillo, Pablo Yanes, Luis Huesca y el autor, moderados por José María Castro, gerente general de ese sello editorial.
La filósofa Araceli Damián consideró que De la pobreza al florecimiento humano tiene una calidad que difícilmente se encuentra en obras que hablan sobre el tema. No se trata sólo de una presentación o un listado sin sentido de distintas corrientes, sino de un conjunto de ideas con un pensamiento crítico y creativo: Eso es lo que ha distinguido a Julio por muchos años, su capacidad de mirar a los autores y las propuestas metodológicas, y no hacer sólo las críticas, sino proponer formas de superar problemas metodológicos
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La directora del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales del Colegio de México destacó la relevancia del Método de Medición Integrada de la Pobreza (MMIP) desarrollado por ese economista, y remarcó cómo éste rechaza las concepciones minimalistas de la pobreza: estos enfoques que sólo miran o consideran que las personas pobres se satisfacen con un poco de pan, tortillas y educación básica, para llegar a esta idea del florecimiento humano
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Enfatizó que uno de los principales aportes metodológicos y conceptuales de Boltvinik en materia de la medición de la pobreza es considerar la de tiempo, porque aun en este momento, en el que sabemos lo complicado que es nuestra sociedad y las ciudades, y la complejidad para satisfacer todas nuestras necesidades humanas, muy pocos autores han propuesto mediciones de la pobreza basadas en el tiempo, y quienes lo han hecho, han empleado enfoques minimalistas
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El economista Pablo Yanes subrayó cómo su homólogo ha venido construyendo un cuerpo conceptual potente, sugerente e inspirador
, que incluso se encuentra ya plasmado en la Ley de Bienestar de la Ciudad de México como propósitos de la política social, con conceptos como pobreza de tiempo, fuentes del bienestar y florecimiento humano, por ejemplo.
Según el especialista, secretario técnico del consejo asesor de la jefa de Gobierno electa, Clara Brugada, si hay una batalla sistemática a lo largo del citado libro, y a lo largo de la obra ya larga del autor, es la lucha contra las visiones reduccionistas, minimalistas de las necesidades, de la pobreza, de las aspiraciones humanas.
Nos coloca ante esta muy sugerente distinción entre pobreza económica y pobreza humana. Claro, superar la de tipo económico es una condición para superar la humana, pero no es suficiente. Se trata de alcanzar una sociedad no sólo de satisfacción de necesidades básicas, sino de pleno desarrollo de las capacidades de las personas
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