Freno al progreso
xiste la idea de que todo crecimiento del consumo es adecuado para el desarrollo de un país. Sin embargo, esta idea no siempre es correcta. Contar con más bienes y servicios no necesariamente mejora la calidad de la vida de la población.
Los nuevos sistemas de comunicación, entre los que se encuentran Internet y las redes sociales, benefician a la sociedad en la medida en que permiten comunicarse en tiempo real con personas que se encuentren hasta el otro lado del mundo. Sin embargo, la permanencia durante horas en las redes sociales también genera graves problemas sicológicos y siquiátricos. Es común ver a muchos jóvenes que supuestamente conviven entre ellos alrededor de una mesa, pero en realidad se encuentran en un mundo paralelo a través de su celular. Esta manera de consumir se ha convertido en una adicción parecida a la de una droga.
Otro caso de un progreso mal entendido es el del incremento del parque vehicular. Cada vez más personas tienen un automóvil, pero este transporte se vuelve cada vez más lento e ineficiente. Las distancias que hace 40 años se recorrían en 30 minutos, ahora se recorren en más de una hora y, en horarios de gran afluencia vehicular, la misma distancia se recorre en dos horas.
¿Cuántos autos pueden circular con eficiencia ciudades como la nuestra? Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el total nacional de vehículos en circulación registrados en 1980 era de 5 millones 758 mil y para 2022 el parque vehicular se incrementó a 55 millones 167 mil unidades en México, cerca de 10 veces más que en 1980. De ese total de vehículos, 30 por ciento se concentra en la ciudad capital y en el estado de México. Este crecimiento no puede mantenerse, ya que en poco tiempo los autos avanzarán a menos de cinco kilómetros por hora, una distancia que se recorre a pie en el mismo tiempo.
Como se puede apreciar a través del uso de Internet, de las redes sociales o de los automóviles privados, el crecimiento no siempre es positivo. En muchas ocasiones, consumir más bienes y servicios, en lugar de llevarnos a un mejor nivel de vida, nos lleva a un retroceso en nuestro bienestar. Sin duda a nivel social tenemos que replantear la forma en que consumimos.