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A la derecha
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e considera que los partidos de la derecha radical en Europa comparten algunos rasgos básicos, aunque existen, ciertamente, peculiaridades y circunstancias nacionales relevantes en cada caso. Su evolución ha sido notoria en los últimos años, aunque sus orígenes contemporáneos se sitúan desde la década de 1980, sobre todo, con el Frente Nacional francés. Fue en Francia donde se estableció un cordón sanitario para excluir a esas fuerzas de las instancias del poder político. Mientras algunos aparecen como resabios de movimientos fascistas, otros lo hacen como una mezcla, en ocasiones confusa, de propuestas de derecha, liberales y populistas, con las que se pretende ampliar el rango de su atractivo electoral.

En el entorno político en Europa aparecen cada vez más las actitudes y los movimientos políticos vinculados con el radicalismo de derecha. El auge que despliegan hoy pone de relieve la confrontación que se advierte en el seno de la Unión Europea (UE); se prevé que esto se pondrá de manifiesto en las próximas elecciones al Parlamento, que se realizarán entre el 6 y el 9 de junio, alterando su composición, su funcionamiento y la ruta futura de la UE.

Los análisis de este fenómeno muestran los hechos y los factores asociados con el desenvolvimiento de los partidos de la derecha radical, así como su reforzamiento, el surgimiento de diversos entornos culturales, unos más abiertos que otros. Según observa la revista Politico.eu, en Italia, Finlandia, Eslovaquia, Hungría, Croacia y República Checa existen partidos con participación en el gobierno. En Suecia hay un acuerdo del Partido Moderado que mantiene el poder con la fuerza nacionalista de los Demócratas de Suecia. En Holanda el movimiento antislámico ha sido clave para formar el gobierno más a la derecha en la historia reciente. En Francia, Marine Le Pen, del Movimiento Nacional, está cerca de ganar las elecciones. En Alemania se observa la mayor relevancia del Partido Alternativa, que opera bajo vigilancia policial. En Polonia mantiene preeminencia política el Partido Ley y Justicia. En España crece Vox y en Portugal surgió Chega en las recientes elecciones. Todos han alcanzado un creciente apoyo de la gente. En Italia gobierna el Partido Hermanos de Italia, que encabeza Giorgia Meloni. Lo que se advierte es una creciente normalización y hasta un blanqueo de las fuerzas de la ultraderecha. El Partido Popular de España señaló recientemente que estaría dispuesto a formar coalición con la líder italiana.

La atención de los movimientos de la derecha se centra preferentemente en la política interna y en cuestiones muy diversas que abarcan desde la restricción de la inmigración hasta la resistencia a las políticas asociadas con la gestión del clima por los costos que ésta impone a los ciudadanos. De modo particular se advierte que las fuerzas de la derecha extrema difieren, por distintas razones, de las pautas que guían la política exterior de la UE. El asunto se extiende a las relaciones de algunos gobiernos europeos con Rusia y las consecuencias que esto puede tener en la guerra en Ucrania, lo que genera fricciones internas adicionales. Estas fuerzas nacionalistas esperan acrecentar el número de sus representantes electos al Parlamento alterando el actual peso relativo de las fuerzas políticas en la UE, con repercusiones relevantes en el gobierno comunitario.

En la opinión de algunos expertos, la popularidad de los partidos de la extrema derecha crece en Europa en parte porque se colocan como defensores de la estabilidad cultural; un aspecto de esta cuestión se pudo ver ya en el caso del Brexit. Además, destaca la oposición a las políticas de inmigración y, en algunos casos, a aquellas relacionadas con las cuestiones de género. El discurso contiene estos componentes de modo destacado y consistente, lo que lleva a plantear que la UE podría tender a una unión de naciones, cuestión que difiere del planteamiento original y que ha llevado a una serie de medidas de gestión política, económica y administrativa aplicada de modo general en la zona, como es el caso de la moneda única, el euro.

El profesor Georgios Samaras, del King’s College de Londres, sostiene que la razón por la que la política de la memoria ya no cumple una función se debe a que las líneas entre la extrema derecha y el centro derecha se están desvaneciendo, de modo que puede verse que algunas características ideológicas aparecen como compartidas y, cuando se vuelven comunes entre las entidades de la derecha, es muy difícil distinguir entre ellas y tienden a borrarse las líneas que las diferencian. Ahí el discurso populista ha tenido un terreno fértil en medio de la creciente crispación política que suele verse en muchos países de la región.

El Parlamento Europeo es la única asamblea legislativa multinacional del mundo que se elige por el voto directo de los ciudadanos y cuyos intereses representa. Los eurodiputados y los representantes de los gobiernos europeos miembros de la Unión legislan sobre muy diversos asuntos del orden político, económico, social, medioambiental y de seguridad. Aprueba el presupuesto de la Unión Europea, elige al presidente de la Comisión Europea y nombra a los comisarios y a los 720 diputados que habrá en la próxima legislatura. Los diputados se agrupan en función de su filiación política y no por país de origen; éstos están aglutinados en siete grupos que representan distintas posiciones políticas.

El sesgo a la derecha puede ahora coincidir con el posible retorno de Trump a la presidencia de Estados Unidos, conformando frentes con mayor capacidad de acción e influencia política. La violencia es un componente visible de la expansión de la derecha radical y de su influencia política y social. La violencia política crece también relacionada con distintas fuentes, como las que tienen que ver con la penetración del narcotráfico. La ola de asesinatos políticos en México, aunada a los recientemente registrados en la campaña electoral que culminó en las elecciones de ayer, no puede ignorarse.