Rodrigo Castillo Filomarino, considerado uno de los músicos más destacados en la escena mexicana, sostuvo que la composición de música para artes escénicas es también una especialización.

Hoy comienza en el teatro Varsovia el programa Compositores emergentes hacia las artes escénicas: Volumen IV, en el que seis jóvenes presentarán propuestas musicales para cuatro piezas coreográficas.

Este proyecto surge de la observación y la inquietud que he tenido desde hace varios años sobre la falta de conocimiento del área, tanto de los compositores como de la misma gente de danza escénica. La composición para artes escénicas es una especialización tanto como puede ser la de música de concierto o de cine, expresó Castillo en entrevista.

Con este programa, Castillo quiere rescatar del olvido la música para artes escénicas, situación en la que ha caído debido a las escuelas institucionales y privadas, ya que son pocas las que tienen materias que permitan a los estudiantes de composición conocer este mundo.

El Centro de Creadores Musicales busca mostrar otro camino profesional a los más jóvenes mediante el Taller de Música para las Artes, explicó el director artístico del proyecto.

El proyecto es resultado de meses de trabajo en el taller a fin de presentar las propuestas coreográficas y musicales de manera profesional ante el público. “En cierta forma es una puerta a la profesionalización de jóvenes compositores, ya que se presentan en un teatro con todo lo que implica un montaje; por otra parte, les damos una pequeña pintada, una muestra de lo que es la música para las artes escénicas.

La idea es crear un semillero de nuevos compositores especializados en artes escénicas, y nos ha funcionado, porque los jóvenes que participaron en ediciones pasadas ya están trabajando con coreógrafos y con directores de teatro, lo cual enriquece la escena en México, añadió Rodrigo Castillo, director de Compositores emergentes.

En opinión del músico, en las escuelas de arte, públicas o privadas, “no existe como tal una materia o una introducción a las artes escénicas. Me formé en la Superior, y en el programa de composición no había, lo más que se hacía era juntar a las escuelas y decían: ‘hagan un numerito juntos’, pero más como un proyecto multidisciplinario que como algo de artes escénicas”.

En Compositores emergentes hacia las artes escénicas se contó con la participación de los coreógrafos Jaime Camarena, Rodrigo González, Amada Domínguez y Luis Ángel Cerón, quienes trabajaron de manera conjunta con los jóvenes del Taller de Música para las Artes.

Intimismo, magia y exploración

Las piezas coreográficas que se presentarán son Intersticio, de Amanda Domínguez, una invitación al conocimiento de la persona. Una inmersión en el lado más sólo e íntimo. La música original está a cargo de Érick López Rodríguez, el diseño y la realización de vestuario es de Amada Domínguez y los creadores escénicos son Federico Lázaro y Alberto Quijano. Es una producción de Vino al Espectáculo.

La coreografía de Jaime Camarena Barro encuentro en movimiento con música original de Rocío Arce y Patricio Carvallo, explora la obra de un hombre y una mujer cuyas vidas se entrelazan en un encuentro mágico y efímero; está inspirada en el Génesis del universo. También se presentará Huellas corporales, con coreografía de Luis Ángel Cerón y música de César Reyes. Se trata de una exploración de la percepción sensorial, la conciencia y la interacción entre el cuerpo y el espacio a manera de crónicas corporales.

El coreógrafo Rodrigo González participa con su obra Bisana, sobre el tema del abandono, con música de Jerónimo Llaguno y Adrián Ortiz. La dirección artística de Compositores emergentes está a cargo de Rodrigo Castillo Filomarino, la iluminación es de Antonio Ramírez y el diseño gráfico y programa de mano son de Eduardo Castillo.

Compositores emergentes hacia las artes escénicas: Volumen IV se presentará hoy, mañana, el 30 y el primero de mayo en el teatro Varsovia (Varsovia 9, colonia Juárez) a las 20 horas.